Aunque no fue oficial, fue el lanzamiento de su carrera presidencial con vistas a las elecciones de 2007. “Si creen en propuestas alternativas superadoras, cuenten conmigo”, sostuvo el ex ministro de Economía de Néstor Kirchner, Roberto Lavagna. Además, presentó un esbozo de un plan de gobierno que, basado en cinco pilares fundamentales, pretende hacer desaparecer la indigencia y reducir la pobreza en cinco años.
El dirigente, que se autodenominó del centroprogresismo, leyó su discurso en el acto de lanzamiento del Instituto para la Concertación, Equidad y Democracia (ICEDE) que se realizó hoy en La Rural, "un think tank creado con el propósito de proyectar su figura a un destino político trascendente".
Durante los 50 minutos que duró y ante ante unas 2.000 personas, el ex ministro de Economía esbozó los lineamientos de un plan de gobierno y criticó duramente, pero sin nombrarlo, al Presidente.
¿Cuáles son los cinco pilares fundamentales? Aquellos que no faltan en ningún plan de gobierno de ningún candidato a Presidente: “Más educación, cultura, ciencia y tecnología; más justicia social y mejor distribución del ingreso; más y mejor trabajo y formación profesional; más seguridad ciudadana, y más y mejores instituciones públicas privadas y mixtas”.
Las críticas. Sin decir su nombre, Lavagna se refirió uno por uno a los puntos que atacará de la gestión de Kichner. Por eso, llamó “defender las instituciones" y agregó: "Cuando los argentinos peleamos para dejar atrás la dictadura, todos construimos las instituciones democráticas que ya no abandonamos y ahora, la falta de respeto por las instituciones empieza a poner en riesgo los enormes logros económicos alcanzados con el sacrificio de la inmensa mayoría de los argentinos".
Con respecto a la idea que surgió semanas atrás sobre una posible reforma de la Constitución para alargar los mandatos, el ex ministro de Economía pidió que se aplique la figura de “traición a la patria a quien intente perpetrarse en el poder” y también la necesidad de hacer la postergada reforma política.
Además, sostuvo que no quiere un país "en manos de mercachifles de derecha que creen que el único valor es el de la billetera". Pero que tampoco quiere "a los comisarios políticos de la izquierda que se creen iluminados y mezclan autoritarismo y billetera”.
Acerca de la concertación lanzada por el Gobierno, Lavagna se diferenció. Según él quiere "la concertación entre quienes son diferentes” y reflejó las diferencias actuales: "La concertación democrática es algo opuesto a la concertación de los obedientes”. Luego definió: “Quien grita, levanta su dedo acusador, se crispa y crispa a la sociedad, lo hace por temor y debilidad”.
“Para no repetir los errores del pasado, apostar a la Argentina del futuro", gritó entre sus consignas lo que puede leerse como una diferencia en materia de Derechos Humanos con el Gobierno de turno. Además, definió a lo que llamó el "progresismo verdadero" y que según él, es aquel "que reparte entre todos, no el que reparte entre amigos”.
En un discurso cargado de referencias políticas de actualidad, Lavagna aseguró que no va a “a ser funcional a los que dicen ser lo nuevo pero todos los días negocian con lo viejo, con los intereses verdaderos, los durables, los del pueblo”.
En la parte más “caliente” de su discurso, se plantó enérgicamente frente a quienes pretenden influir sobre sus decisiones políticas (la UCR y duhaldistas como el Gobierno): “No acepto presiones de nadie -sostuvo-: ni de los que me quieren ver en mi casa o lejos del país ni de los que piensan en candidaturas antes que un proyecto”.
“A mi no me llevan de las orejas, y mucho menos cuando está en juego el futuro del país. Lo saben ustedes y lo saben quienes lo tienen que saber”, desafió y luego acusó: “La Argentina no necesita fanáticos ni iluminados sino hombres capaces y democráticos, firmes, con capacidad de gestión".