Testimonios desgarradores se oyeron el jueves en la segunda jornada de audiencias del juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en Jujuy. En el marco de las causas Dominga Alvarez de Scurta y Osvaldo Giribaldi –detenidos desaparecidos– pasaron familiares de las víctimas y hablaron ante el tribunal. El primer testimonio fue el de la hija de la docente asesinada, Scurta, y el segundo, de la pareja de la detenida desaparecida Juana Torres Cabrera. Las dos fueron militantes del brazo armado del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
Claudia Scurta dijo que fue secuestrada cuando tenía 15 años junto a su madre, y señaló que frente al grupo de tareas que allanó su domicilio estaba el represor Ernesto Jaig, jefe de la policía durante la dictadura militar.
Scurta contó que un mes más tarde se enteró del crimen de su madre y afirmó que el cadáver fue encontrado por un baquiano en Alto Padilla, una zona rural de jurisdicción del Ejército.
Heriberto López, pareja de Torres Cabrera –detenida desaparecida el 10 de junio de 1976–, precisó que fue apresado en la ciudad de San Pedro de Jujuy el 13 de junio de 1975.
Contó que fue trasladado a la cárcel provincial, donde lo alojaron en el pabellón Nº3, que era para menores de edad, y desmintió a uno de los acusados, Antonio Orlando Vargas, quien había asegurado que se hizo cargo de la dirección del penal el 24 de marzo de 1976, y lo señaló como uno de sus torturadores previo al golpe de Estado.
“Me torturó y golpeó, y uno de sus golpes fue un puntapié en mi cabeza, donde todavía tengo una maldita marca que no me quiero hacer revisar por ningún médico, por las dudas”, afirmó.
Lesa humanidad: crudo relato en Jujuy de dos testigos del ex ERP
