Después de más de 50 años haciendo periodismo en Argentina, Enrique Llamas de Madariaga dijo basta. Armó las valijas junto a su mujer y colega, Denise Pessana, y cruzaron el río de La Plata para radicarse en Punta del Este, Uruguay, donde todas las mañanas conducen “Consensos”, en los estudios que FM Millenium tiene en el lujoso hotel Conrad.
El periodista dejó radio Rivadavia en medio de presiones, amenazas de muerte, recortes de pauta, indiferencia del Gobierno y una tensa relación con Mauro Viale, pero no quiere dramatizar la situación. "Estamos simplemente buscando mejor calidad de vida y menor presión", dijo en una entrevista con Perfil.com a metros de la arena, en la playa esteña La Mansa.
En los pasillos de la emisora se comentaba que Viale, mandamás del informativo y una figura cada vez más relevante en la radio, había pedido la cabeza de Llamas de Madariaga. Más allá de las versiones, lo concreto es que el hijo de Mauro, Jonatan, ocupará en 2011 el espacio que la pareja deja vacante en Rivadavia y Llamas no quiere entrar en polémica.
“Viale es un empleado más, es como echarle la culpa al portero y no al dueño del edificio”, afirma a Perfil.com en referencia a su salida de la radio, junto a Pessana, quien en todo momento le dice “amor”. Se los nota enamorados y a él rejuvenecido tras su mudanza al Este.
-¿Extrañan Argentina?
-Llamas de Madariaga: extrañamos los afectos, se extraña a un hijo, a un nieto, pero extrañar la inseguridad... no, eso no se extraña. Esto tampoco es un paraíso, pero tenés mayores niveles de seguridad, pero tenés menores o nulos niveles de presión. Acá podes decir, opinar y no tenés a nadie que te diga “eso no”.
-Denise Pessana: yo todavía no tuve tiempo de extrañar, porque me siento como si estuviera trabajando pero de vacaciones. El clima es muy relajado, el tiempo te ayuda, el sol. Salís de la radio y te encontrás con este mar espectacular. Además mi familia viene todo el tiempo a visitarme. Veremos qué pasa en el invierno...
-Llamas: fijate qué pequeña diferencia hay entre salir de radio Rivadavia, además de las presiones, caminar por Pueyrredón con los colectivos, los gases, la gente que te atropella, el que te empuja, el malhumor, y salir del estudio y mirá, ahí tenés- afirma, mirando al mar.
-¿Hubo muchas presiones en la radio y por eso se fue?
-Llamas: había silencio, yo no pude lograr que me atienda un ministro y eso que los llamaba. Hace unos años sí, hablaban todos, y después no. Es decir, eligen a quien no les haga preguntas comprometedoras. Notaba también cierta reticencia publicitaria. Pero lo que más notaba era el temor de la propia radio. ¿Viste los que son más papistas que el Papa? Así fue.
-¿Cómo terminó su relación con Mauro Viale? Su hijo ahora ocupa su lugar en el dial...
-Llamas: ni fu, ni fa, Mauro Viale es un empleado más, es como echarle la culpa al portero y no al dueño del edificio.
-Pessana: yo nunca me lo crucé en la radio a Mauro Viale.
-En los pasillos de la radio se comentaba que no era buena la relación y que él había pedido su cabeza, por su cercanía al gobierno...
-Llamas: sí, eso sí, él estaba más cerca del kirchnerismo. Yo una vez le dije que lo ideal era mantener el equilibrio, tener abierto el esquema de opiniones, porque una radio es un medio de comunicación y no un apéndice del Gobierno.
-¿Recibían llamados?
-Llamas: sí, llamados había. En un principio llamaba Aníbal Fernández que decía "Che, qué dijeron". Después dejó de llamar. Yo con él hace mucho tiempo tenía una muy buena relación y cuando deje de ser ministro, a lo mejor, la volvemos a tener. Pero los miedos en Rivadavia eran del alcahuete intermedio, de los que trafican con la publicidad, los lamentables de siempre.
-¿Lo amenazaron?
-Llamas: hubo amenazas, lamentablemente, para mí eso fue lo más feo porque la involucraban a Denise [En una oportunidad le dijeron: “Che, vas a dejar una viuda joven”]. Cuando empezamos a acariciar la idea y decidimos venirnos acá, pararon. O sea que ¡alguien escuchaba los teléfonos!
-¿No lo viven como una suerte de exilio periodístico?
-Llamas: No, no, estamos muy cerca y haciendo unos trámites para que nos permitan salir también por radio Colonia. Tampoco es para dramatizar. Estamos simplemente buscando mejor calidad de vida y menor presión.
-Es un año electoral en Argentina, ¿se van a quedar acá en Punta del Este?
-Llamas: Saliendo en cadena Millenium-Colonia. Colonia es local en Argentina, los informativos se refieren a Argentina, la mayoría de las noticias son argentinas, los programas se hacen de allá... Va a ser como trabajar en una radio local.
-¿En lo político?
-Llamas: Es un panorama incierto porque la mediocridad que se ofrece desde el oficialismo y desde la oposición es tremenda. No hay una figura convocante, no hay alguien que te renueve las esperanzas, que entusiasme, hasta ahora por lo menos no aparece.
-¿Y periodisticamente? Ahora está el fenómeno del periodismo militante que implica ponerse la camiseta del Gobierno...
-Llamas: Es una locura hacer periodismo de periodistas.
-Pessana: Yo me acuerdo en la facultad me decía que, para el periodista, la estrella tiene que ser siempre la noticia. ¿En qué quedo eso?
-Llamas: Las estrellas del periodismo ahora es la obsecuencia y la pauta, que están ligadas. Hoy le preguntaba a Aníbal Fernández por la publicidad de Canal 9, que es el que tiene mayor producción extranjera, y más pauta que el 13 y que el 11. Es una locura, directamente una locura. Lo mismo con Página/12 que tiene más publicidad que Clarín, son esas cosas absurdas. Y está la gente que te mira mal desde el poder si vos no pensás exactamente como ellos. Han destruido la cordialidad, la convivencia en la diferencia.
-¿Y en el amor cómo están?
-Llamas: Bien, yo me dejo pegar los jueves, ja ja ja...
-Pessana: lo domino bastante bien así que funcionamos.
-Llamas: los jueves es mi día de sumisión total, pero bien, después bien. Tengo la competencia de los perros...
-Pessana: el domina el micrófono y yo todo lo demás.
-Llamas: vos sabés que cuando hay alguien fanático de los perros, vos pasás a segundo plano.
-Pessana: perdón, son perras, ja ja ja ja...
(*) de la redacción de Perfil.com, enviado especial a Punta del Este