Los líderes mundiales se empeñarán este jueves en la cumbre del G20 de Londres en conciliar posiciones para enviar una señal positiva a los mercados arrasados por la crisis, con la City asediada por violentas protestas anticapitalistas que dejaron un muerto.
Miles de manifestantes se congregaron el miércoles frente al Banco de Inglaterra y rompieron las ventanas del estatal Royal Bank of Scotland (RBS), convertido en símbolo de la crisis financiera que arruinó el crédito y hundió la economía del planeta. Un hombre murió en esos incidentes tras caer al pavimento y perder el conocimiento dentro de un cordón de policía. Las autoridades dieron parte además de la detención de 63 personas.
Otras protestas fueron convocadas para este jueves, en una ciudad sometida a un impresionante dispositivo de seguridad para custodiar a los dirigentes de las principales potencias industrializadas y emergentes. Entre los participantes, cuyos países representan el 80% del PIB mundial, figuran los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de China, Hu Jintao, así como los jefes de gobierno de Alemania, Angela Merkel, y Japón, Taro Aso.
Tres mandatarios latinoamericanos asisten a la cita: el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, el mexicano Felipe Calderón y la argentina Cristina Kirchner. Las expectativas son enormes sobre esta corta reunión que se abrirá a las 8:30 (hora local) y debe cerrar a las 15:30, en momentos en que la crisis deja a diario a miles de personas sin empleo y acrecienta las tensiones sociales y políticas en los cinco continentes.
Pero las discrepancias sobre las recetas para frenar el marasmo persisten, sobre todo entre los europeos, que preconizan una mayor regulación de los mercados (y sobre todo de los fondos especulativos y los paraísos fiscales), y los estadounidenses, partidarios de fuertes medidas de estímulo fiscal. La cuestión de la regulación del sistema financiero internacional "no es negociable", dijeron Merkel y el presidente francés Nicolás Sarkozy en una rueda de prensa conjunta.
Obama, en su primera gran cita internacional desde que asumió el poder en enero, instó a hacer hincapié en los puntos en común "y no en las divergencias", en una conferencia de prensa con el primer ministro británico, Gordon Brown. Otros puntos recogen mayor consenso, como la necesidad de reforzar con más dinero la capacidad del Fondo Monetario Internacional (FMI) para acudir en ayuda de los países más golpeados.
México, cuya moneda se devaluó en un 50% desde el inicio de la crisis, fue el último en solicitar el respaldo del FMI, con una línea de crédito de 47.000 millones de dólares para "blindar" su economía, según anunció el miércoles en Londres el ministro mexicano de Finanzas, Agustín Carstens. En los últimos meses, el FMI fue solicitado por varios países de Europa del Este sumidos en el marasmo económico y financiero.
La cumbre del G20 también se propone frenar los riesgos de proteccionismo señalados en numerosos países por la Organización Mundial de Comercio (OMC). Esa cuestión alimentó polémicas entre Estados Unidos y China, cuya demanda dinamizó en los últimos años a la economía mundial. Obama y Hu, en su primer encuentro el miércoles, expresaron su compromiso de "resistir el proteccionismo y garantizar relaciones comerciales sólidas y estables entre Estados Unidos y China", indicó la Casa Blanca en un comunicado.
Los participantes en la cumbre de Londres saben que difícilmente podrán irse con las manos vacías. Lula llamó a sus pares a flexibilizar posiciones para obtener "el mejor acuerdo posible". "No podemos partir sin concluir nada", pues eso acentuaría "el descreimiento" de las sociedades, advirtió el mandatario brasileño. La prioridad, agregó, debe ser "restablecer el crédito".
La sequía de capitales empezó con el estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos en 2007 y se agravó en septiembre de 2008 con la quiebra del gigante bancario estadounidense Lehman Brothers, que hizo tambalear al sector financiero. La crisis no tardó en golpear a la economía real.
Las industrias cierran, el sector automovilístico se desmorona, Estados Unidos, Japón y la zona euro entran en recesión y la pérdida de ritmo del crecimiento chino obligó ya a más de 20 millones de trabajadores migrantes a volver a sus tierras sin trabajo. América Latina sufre también de la sequía de capitales, de la reducción de la demanda externa y de la reducción de las remesas de sus emigrantes.
Fuente: AFP.