La alianza del Frente Cambiemos, que quedó segunda a nivel nacional en las PASO, exigió a la Unión Cívica Radical (UCR) y a la Coalición Cívica (CC) resignar bancas legislativas, candidaturas presidenciales y conformarse a un rol secundario durante estas elecciones para “polarizar” con el kirchnerismo.
El radicalismo, el partido más tradicional de la política argentina, pagó caros los costos de esta alianza: por primera vez desde 1983 no tendrá un candidato presidencial en las elecciones generales.
De hecho, el candidato ungido durante la convención de Gualeguaychú Ernesto Sanz obtuvo apenas el 3,4%. Durante aquel cónclave se descartó la candidatura de Julio Cobos, que en marzo los sondeos de opinión lo daban con un margen de entre el 14 y 17% de los votos.
La elección realizada por Sanz es el segundo peor resultado que obtuvo el partido desde el regreso a la democracia: Leopoldo Moreau se quedó con un magro 2,33% en 2003, hundido por la mala imagen que había dejado Fernando De la Rúa, tras la crisis de 2001.
La explicación que ofreció el propio Sanz cuando fue consultado ayer fue la siguiente: “Nos propusimos dejar de ser un partido testimonial y llegar al gobierno, porque el país necesita alternancia, lo que nos hace parte de este frente”.
Abundan los rumores de que el radicalismo podría quedarse con cargos ejecutivos, en caso de que Mauricio Macri llegue a la Casa Rosada. Según consignó el diario Clarín, el PRO le habría ofrecido el control de un ministerio nacional. La versión no pudo ser confirmada a Perfil.com por voceros del propio senador que dijeron “no estar al tanto” de tal ofrecimiento.
A nivel legislativo, el negocio tampoco fue el mejor para la UCR. Por ejemplo, en la Provincia de Buenos Aires, donde fueron con listas unificadas junto al PRO, se quedaron apenas con dos lugares de los primeros diez de la nómina. La negociación allí giró en torno al segundo en la fórmula, donde lograron colocar a Daniel Salvador.
En Mendoza, una de las provincias más fuertes para el radicalismo en todo el país, se quedaron apenas con el segundo y tercer puesto.
En la Ciudad, San Juan, Corrientes y Formosa la estrategia fue muy distinta: no hubo acuerdos en las listas y los cargos se repartieron por porcentajes mediante sistema D’Hondt. En todos los casos salió derrotada la UCR. Sin embargo de repetirse el resultado del domingo sumaría 5 bancas mas a las que renueva.
La Coalición Cívica de Elisa Carrió, una de las principales promotoras de esta alianza, hizo una magra elección presidencial: la diputada recibió el 2,33% de los votos y anticipó que no volverá a presentarse. Sin embargo, dejó en claro que su principal objetivo es “disputarle el poder al kirchnerismo” desde “el lugar que le toque”.
A nivel legislativo, a la Coalición Cìvica le fue muy mal. Pese a que no acordaron en Provincia de Buenos Aires, donde fueron con lista propia y no superaron el piso, el “lugar fuerte” que obtuvo el espacio fue la lista al Parlasur, donde se especula que meterá dos representantes.
“La estrategia principal de nuestro espacio fue construir una alternativa real de gobierno, y lo estamos cumpliendo porque con el 30% de los votos en la Provincia, Cambiemos está en escenario de ballotage”, explicaron desde el espacio.