Si los pronósticos de las encuestas que marcan una ajustada diferencia en la carrera presidencial se cumplen, el resultado del 25 de octubre arrastrará a los candidatos a un enfrentamiento que podría empezar la misma noche de la elección. Fraude, robo de boletas, irregularidades en la carga de los sufragios y la invalidez del escrutinio provisorio son algunas de las denuncias que protagonizaron este año electoral y pueden volver a instalarse el próximo domingo frente a un panorama donde unos pocos puntos pueden marcar la diferencia entre un presidente elegido en primera vuelta o el ballottage.
Daniel Scioli, que corre con ventaja sobre el resto, debería superar el 45% de los votos, o alcanzar el 40%, pero con una diferencia mayor a diez para consagrarse en primera vuelta. A ocho días de la elección, son pocos los encuestadores que se animan a arriesgar que esa diferencia ya existe como para asegurarse una victoria en primera vuelta y esquivar el ballottage.
La estrategia de Scioli. Gane o no en primera vuelta, el candidato oficialista buscará anular rápidamente cualquier polémica por el sistema de votación de lado. La decisión de la Justicia Electoral para que en la provincia de Buenos Aires se pueda retirar los telegramas en dos turnos y así agilizar el conteo le dará esta vez al candidato del oficialismo la posibilidad de hacer una proyección nacional de los votos obtenidos horas antes que en la interna del 9 de agosto. Por ello, espera que las primeras tendencias en la televisión aparezcan a las 22 y poder subirse al escenario poco después (en agosto el escrutinio no llegaba al 25% de las mesas de votación cuando pasada la medianoche, se proclamó ganador).
Si obtiene un triunfo en primera vuelta, hablará de la contundencia de la “voluntad popular” que lo acompañó. Volverá a parafrasear a Juan Domingo Perón para decir que “la única verdad es la realidad” y esa realidad para él, será mostrar que va ganando.
Dejará para el lunes, en caso de que la oposición avance en las denuncias, las respuestas a las acusaciones. Dirá entonces que las otras fuerzas “no respetan los gobiernos populares” ni “la voluntad del pueblo”.
En caso de tener que enfrentar el ballottage, demorará al máximo su aparición, que puede llegar a ser a la medianoche. En este escenario también buscará mostrarse ganador, ya no de la presidencia, sino de la elección. Lo hará marcando la diferencia de votos con sus competidores y exhibiéndose como “el candidato más votado”.
Macri. Aconsejados por Jaime Duran Barba, su asesor estrella, y por el jefe de campaña, Marcos Peña, la idea que barajan en Cambiemos es no apurarse a cantar ningún resultado hasta entradas las 22 horas, y en caso de enfrentar un resultado desfavorable, esperar a que sea por una diferencia contundente, mayor a dos puntos, que no amerite dudas.
El próximo jueves, la Cámara Nacional Electoral les pedirá a los candidatos que sean “prudentes” en la proclamación de ganadores. Por lo pronto, al igual que en las PASO, habrá “voceros de las irregularidades”. Uno de ellos en agosto había sido Fernando Niembro. Ahora estarán en la primera línea de batalla las diputadas Patricia Bullrich y Laura Alonso, pero también los aliados radicales. En Cambiemos alertan que Elisa Carrió podría jugar un papel clave en una futura denuncia si consideran que las irregularidades marcan una gran diferencia.
Aunque aún no definieron si judicializarán el tema –de hecho en Santa Fe Macri se negaron a hacerlo a pesar de haber perdido por sólo 1.700 votos–, el domingo habrá voces que se levantarán contra los “aparatos”. Sobre su discurso, en caso de que haya segunda vuelta apelará a grandes “consensos” de políticas de Estado con los otros candidatos opositores que quedaron en el camino, incluso con la idea de armar un gobierno que los integre.
Massa. Se prepara para una avanzada más dura. El tigrense cree necesario esperar al 60% de los votos escrutados para subirse al escenario y dar su discurso. Si es necesario, un batallón de 170 abogados en todo el país, espera la orden para las denuncias en votos discutidos. Pedirán apertura de urnas en las escuelas y están preparados no sólo para denunciar a los fiscales, sino también a las autoridades de mesa si hay irregularidades. Massa espera acortar al máximo la diferencia con Macri y asegurarse no perder por un solo voto la mayor cantidad de bancas en el Congreso, Legislaturas provinciales y concejos deliberantes.
El fantasma de Tucumán
El antecedente que sobrevuela la tensión en torno al próximo domingo encuentra como principal antecedente las elecciones en Tucumán, dos meses atrás.
A pesar de la ventaja del oficialista Juan Manzur, la oposición cuestionó el resultado a raíz de los incidentes que sacudieron la elección, como quema de urnas. El candidato opositor José Cano no reconoció el resultado y la Cámara en lo Contencioso de la provincia anuló la elección. Finalmente, la Corte tucumana consideró válido el resultado, Manzur fue consagrado gobernador y Cano reconoció el resultado.