El sindicalismo prepara un nuevo paro nacional para el 31 de marzo con un ojo puesto en el futuro gobierno. Más allá de estas diferencias en el marco del proceso electoral y la discusión interna del gremialismo, todos coinciden en la necesidad de marcar la cancha frente a los aspirantes a la presidencia.
Moyano dejará por unos días su principal preocupación, la gestión del club Independiente, para presidir una reunión de la comisión directiva de la CGT Azopardo este miércoles. Se descuenta la aprobación de un llamado a la huelga. La CTA de Pablo Micheli ya garantizó su adhesión y los bancarios también confirmaron que realizarán un cese de actividades el 31. Por el contrario, la central que dirige Luis Barrionuevo (CGT Azul y Blanca) postergó una definición hasta la próxima semana.
La medida de fuerza había sido anunciada –con inusual antelación– por 25 secretarios generales de gremios de transporte el 19 de febrero pasado. La convocatoria, realizada al margen de las centrales, avivó resquemores entre sectores cegetistas que ya piensan la distribución de poder en un eventual proceso de unificación gremial, que sólo sería posible luego del recambio de gobierno.
El reclamo que impulsan los transportistas, con Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento) y Omar Maturano (La Fraternidad) a la cabeza, es la reforma del impuesto a las ganancias. Maturano explicó a PERFIL que están “cansados de hacer esfuerzos” y remarcó que quieren “ayudar para que este gobierno termine bien el mandato” pero también desean “advertirles a los futuros presidentes que la cosa no está bien con el impuesto al trabajo”. En esta misma dirección se pronunció el secretario de prensa de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Mario Calegari: “Los que puedan venir deberán sentarse con el movimiento obrero, para tratar de lograr una convivencia beneficiosa para todos los sectores”.
Por su parte, el secretario general de los peones rurales, Gerónimo Venegas, evaluó que no se podía dejar de actuar en un año electoral porque “los candidatos a la presidencia tienen que estar viendo cómo actúa el movimiento obrero”. Además, recordó que “había un plan de lucha definido el año pasado, pero el Gobierno nos colgó la mochila de golpistas”.
También coincidió en este punto el secretario general de la CTA opositora. “En buena hora se puede hacer un paro más allá de que estemos en un año electoral, porque esto permite marcar la agenda sindical ante la falta de respuesta de la actual gestión”, apuntó Micheli. Y agregó: “Sea quien sea el próximo presidente, deberá tener en cuenta la agenda sindical”.
A pesar de que a todos los seduce la idea de mostrar poder de fuego, las diferencias surgen porque la convocatoria se inició en un grupo de gremios del transporte que no oculta sus intenciones de protagonizar la futura unidad sindical peronista.