Scioli busca sumar sin enojar a la Casa Rosada
Tienen la tarea de convencer y recorrer el país a la caza de dirigentes que puedan sumarse a las filas de Daniel Scioli. Para no provocar la ira kirchnerista, mantienen las conversaciones lo más cerradas posibles. No quieren que sus posibles aliados sufran el destrato de la Casa Rosada por apoyar la candidatura de su líder.
José “Pepe” Scioli (titular de la Fundación DAR) y Alberto Pérez (jefe de gabinete bonaerense) encabezan el grupo de reclutadores de Daniel Scioli. Una vez por semana se reúnen con los armadores territoriales y terminan de definir los acuerdos para programar las visitas al interior.
Gustavo Marangoni (presidente del Banco Provincia) y Alejandro Arlía (ministro de Infraestructura) se convirtieron en piezas clave. El primero usa las relaciones que le dio estar al frente del tercer banco más importante del país. El segundo reflotó viejos contactos y ahora busca adhesiones en las regiones del NEA (noreste argentino) y NOA (noroeste). Allí es recibido por dirigentes con los que interactuó en los años 2001 y 2002, cuando ocupó la Subsecretaría de Relaciones con las Provincias de la Nación. Momento en que la emisión de las cuasimonedas lo llevaron a mantener diálogo constante con los mandatarios y ministros de Economía del interior.
El alistamiento en la provincia de Buenos Aires depende de varios. Desde que asumió, el ministro de Seguridad, Alejandro Granados, consiguió el acercamiento de intendentes que parecían ya alejados, como Martín Insaurralde.
El último apoyo que consiguieron fue el del intendente de La Plata, Pablo Bruera. El jefe comunal venía alineado con Florencio Randazzo, pero esta semana dio su apoyo público a la candidatura de Scioli. El secretario general de la Gobernación, Martín Ferré, y Alberto Pérez fueron quienes lo enrolaron en sus filas.
Macri y la apuesta por deportistas y famosos
Una pizarra blanca. Una fibra azul. Palabras simples. El armador político del PRO, Emilio Monzó, suele ser muy didáctico cuando intenta explicar la realidad nacional: utiliza dibujos con números, cruza flechas entre dirigentes y siempre termina con la idea de que, basado en su estrategia, Mauricio Macri puede ser presidente.
Con tono campechano y amigable, que adquirió en su pueblo natal (Carlos Tejedor, provincia de Buenos Aires), el ministro de Gobierno porteño se transformó en el hombre que recluta dirigentes, deportistas, artistas y políticos para Macri. Entre sus pergaminos reconcilió al Lole Reutemann con el líder del PRO en su departamento en Recoleta, comió asados con el ruralista Alfredo De Angeli, aflojó a Lilita Carrió y convenció a María Eugenia Vidal de que debía ir por la Provincia de Buenos Aires. Hace pocos días logró sellar un viejo anhelo: que la UCR adhiriera a un frente opositor con el PRO. Para su trabajo cuenta con un tridente de asesores: Marcelo Daletto (provincia de Buenos Aires), Sebastián García de Lucca (con Mendoza y las provincias del sur argentino) y Nicolás Massot (Córdoba) recorren el país buscando nombres para el proyecto nacional. La conquista de dirigentes se basa en intentar entablar un vínculo personal con cada uno bajo lazos de cercanía. Eso hizo para acercar al jefe de Gobierno a intendentes del interior que hoy pueden ser gobernadores. Por caso, los radicales Alfredo Cornejo en Mendoza y Aída Ayala en Chaco.
Monzó es un hombre de la política. Fue concejal, intendente, diputado provincial y ministro de Asuntos Agrarios de Daniel Scioli en 2008. Se peleó con Néstor Kirchner por la 125, fue muy amigo de Florencio Randazzo y trabajó con Francisco de Narváez, con quien terminó de mala manera.
Cerca de los 50, hoy tiene la misión de encontrarle un vicepresidente al líder del PRO y de consolidar su imagen a nivel nacional para llegar al ballottage, acaso su principal objetivo cuando tomó por primera vez la fibra azul de su pizarrón.
Massa y el paso en falso con la UCR
Cualquier político les resulta válido cuando se trata de sumar. Sobre todo cuando es para restarle un miembro al candidato opositor. En las últimas semanas, son más los que perdieron que los que ganaron, pero los cazadores de talento del Frente Renovador no descansan.
Quien está al frente de la seducción de dirigentes es el jefe de campaña, Juan José Alvarez. Su tarea en los últimos meses le valió la crítica de sus compañeros no sólo por fracasar en el acuerdo con el radicalismo, que prefirió a Mauricio Macri y Elisa Carrió, sino también por perder dirigentes como Carlos Reutemann, Gustavo Posse o Martín Insaurralde.
Pero en este reclutamiento, quien también está al frente es el propio Sergio Massa. El candidato a presidente teje sus propios acuerdos, que muchas veces van en sentido contrario de sus armadores, lo que provoca fuertes internas territoriales.
En el interior del país, son distintos los personajes que reclutan. Salta, Tucumán y Jujuy, por ejemplo, están a cargo de Raúl Pérez. Santiago del Estero, Mendoza, Misiones y Neuquén quedaron a cargo del senador bonaerense Baldomero “Cacho” Alvarez de Olivera. Pero por estos días, el propio Baldomero está disgustado con la campaña massista y él mismo deberá volver a ser seducido.
Los radicales son seducidos por el intendente de Junín, Mario Meoni. Y en la provincia de Buenos Aires, los intendentes más fieles a Massa son quienes mantienen abierto el diálogo con sus pares. Gabriel Katopodis (San Martín), Joaquín de la Torre (San Miguel) y José Eseverri (Olavarría) son los encargados de alistar dirigentes en el territorio con el 40% del padrón electoral.
Estos armadores reconocen que en las próximas semanas será difícil ver a intendentes saltar al massismo. “Hasta junio no se moverá nadie”, aseguran. Sin embargo, se entusiasman al pensar que ese mes muchos de ellos les pedirán la lista cuando el nombre de Cristina Kirchner aparezca en una boleta.