POLITICA
Opinin / Kirchnerismo en descenso

Los peronistas ya huelen sangre

La maquinaria política construida a chequera limpia por Néstor Kirchner ha comenzado a fallar. Las heridas del proyecto K.

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Es difícil señalar un punto exacto en el que una estructura de poder comienza a tambalear, y mucho menos puede identificarse la grieta por la cual se iniciarán los desprendimientos. Pero la maquinaria política construida a chequera limpia por Néstor Kirchner, ha comenzado a fallar. Y puede parecer un exceso de confianza anunciar el comienzo del fin del kirchnerismo cuando acaba de imponerse en el debate parlamentario por las retenciones. Pero este triunfo, y tal vez su continuación en Senadores, no describe la salud del proyecto K, sino más bien sus heridas.

La actitud "rebelde" del peronista Felipe Solá en el recinto no es una muestra, sino la prueba cabal de que el más sumiso levanta ahora su voto contra la antes muy temida pareja presidencial. Felipe fue, hasta que los Kirchner dejaron de usarlo, lo que en la alta política se llama un "recontralcahuete". Pero más de tres meses de conflicto con el campo, un sinfín de metidas de pata del oficialismo y la certeza de que la "buena suerte" de los santacruceños llegó a su fin, envalentona a cualquiera.

La flamante CGT del gastronómico Luis Barrionuevo es otra señal de cómo se están moviendo los tiburones peronistas. Barrionuevo salió a enfrentar a Hugo Moyano, el indiscutido líder sindical para la Casa Rosada.  El sindicalista catamarqueño, un escualo de agua dulce, se mueve sin complejos por distintos ambientes: puede ser "recontraalcahuete" o un duro de aquellos. Por algo cree que llegó la hora de mostrar los colmillos.

En el rubro gobernadores, el chubutense Mario Das Neves ha sido el primero pero no el último. Es que los peronistas, esos animales políticos con olfato agudísimo, ya intuyen que deben posicionarse para lo que viene.

¿En qué se basan más allá de los hechos descriptos para percibir que la posición kirchnerista se ha reblandecido demasiado? No son las únicas, pero hay dos que sobresalen: primero, el daño cierto que provocó un chacarero entrerriano que logró ganar la batalla mediática durante el conflicto rural. En alpargatas y sin dientes, derrotó a la chequera infinita de la sobornización mediática manejada por el secretario Pepe Albistur.

En segundo lugar, la llamativa facilidad con que el vicepresidente y radical Julio Cobos se ubicó como figura de consulta de distintos sectores, terminó de alertar al arco peronista que siempre está agazapado.

El espectáculo puede ser desolador, pero no deja de ser imponente: cuando los peronistas se afilan los dientes es porque están seguros de que pronto tendrán algo para morder.

* editor general de Perfil.com