POLITICA
El operativo de Montoneros que provoc el golpe

Madres de los soldados que enfrentaron la "Operación Primicia" esperan respaldo de CFK

La mamá de Edmundo Sosa dice que la Presidenta "parece dura, pero también es madre" y que espera que la indemnización sancionada por Diputados llegue pronto.

Lo decidió la Cámara de Diputados sin acuerdo en el kirchnerismo.
| Télam

Justa Sosa y María Torales no se quieren hacer muchas ilusiones por la media sanción en Diputados de la ley que les otorga una indemnización por la muerte de sus hijos Edmundo y Marcelino hace ya 37 años, durante un ataque de Montoneros en el regimiento del Ejército ubicado en los suburbios de la ciudad de Formosa. Es que en todos estos años escucharon muchas promesas pero ellas siguen llevando la vida dura de siempre.

“El proyecto pasó al Senado, pero como se vienen los tiempos en los que ya nadie trabaja será para el año que viene, si tenemos suerte. Espero que salga así nos alivia esta vida tan dura. Ojalá que salga y que la Presidenta la apoye; no sé si lo hará: Cristina parece tan dura, pero también es madre”, dice Doña Justa por teléfono.

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Su hijo, Edmundo, fue uno de los diez soldados que murieron el 5 de octubre de 1975, en pleno gobierno constitucional de la presidenta Isabel Perón. En aquel momento, el servicio militar era obligatorio aunque Edmundo podría haberse salvado porque no tenía papá; quiso hacerlo para “servir a la Patria”, algo que era bastante común en las zonas de frontera como Formosa.

Edmundo era obrero metalúrgico y muy compañero de su mamá; tanto que solían salir a bailar los fines de semana. “Llega el 5 de octubre y me acuerdo de la última vez que vi a mi hijo como si hubiera sido hoy; es lo que pasa con las madres”. Justa tiene otra hija, Mariana, que es periodista y que desde hace un par de días trabaja en el diario La Mañana, de la capital formoseña.

Era tan bueno su Edmundo que aquel domingo no debería haber estado de guardia: él había sido elegido por su conducta ejemplar para la primera baja, a fin de septiembre de aquel año, pero prefirió continuar bajo bandera unos meses más y dejar que se fuera uno de sus camaradas, que ya estaba casado y tenía dos hijos y graves apremios económicos.

Ya murió la mayoría de las madres y de los padres de los diez soldados. María Torales tiene 82 años y camina dificultosamente apoyada en un bastón. “Hacía un año que nos habíamos mudado a esta casa cuando mataron a mi hijo. Entonces, era muy chiquita y la estábamos ampliando con el trabajo de Marcelino y de mi esposo; hoy ninguno está con nosotros; mi marido murió hace dos años”, le dice a Julio Ortiz, prestigioso hombre de la cultura de Formosa.

Es que Marcelino era albañil; también, era un cantor aficionado muy simpático que soñaba con compartir el escenario con su ídolo, Sandro. “Han pasado tantos años; hemos sufrido tanto, que esta noticia del proyecto de ley nos deja una pequeña esperanza de lograr un merecido reconocimiento del sacrificio de nuestros hijos. No es pesimismo, pero tampoco queremos ilusionarnos tanto. Nos han prometido tantas veces....”, agrega Doña María.

Y, recordando una vez más a su marido, completa: “Estoy contenta, pero todavía falta mucho. ¿Será que podré verlo?”

(*) Editor ejecutivo de Fortuna y autor de Operación Primicia.