La centralidad del caso Julio De Vido tomó al Gobierno en plena ebullición electoral: habían pasado pocos días desde que Cambiemos se alzó con un triunfo. En este marco, desde la Casa Rosada la orden que emanó del jefe de Gabinete, Marcos Peña, fue limitar los festejos extendidos a la situación judicial del ex ministro de Planificación del kirchnerismo.
“Si estamos planteando que la Justicia es independiente no podemos levantar las banderas ante semejante caso”, le explica a PERFIL uno de los funcionarios de la mesa política del presidente, Mauricio Macri. La lectura que realizaban, en estos días, en Balcarce 50 es que, si bien hay un muy importante sector del electorado de Cambiemos que festejó ante la prisión de Julio De Vido, el Gobierno no debería quedar expuesto como “el verdugo” del ex funcionario K a cargo de la obra pública de Néstor y Cristina Kirchner.
“El que nos votó esperaba que caiga preso pero nosotros, como Gobierno, tenemos que ser respetuosos y enfatizar que es un tema judicial en el que no nos metemos”, agregó la misma fuente.
Por ello, tanto Peña como los ministros del gabinete fueron muy cautos en sus declaraciones públicas sobre el tema. Sólo hubo palabras fuertes de Elisa Carrió y sus allegados.
En este marco, en el oficialismo están convencidos de que este tipo de casos le dan aire a la Justicia, en especial a los magistrados federales que llevan en sus despachos las causas de corrupción.
Por su lado, el miércoles pasado el Presidente vio, de reojo, el desafuero a De Vido, y luego, el viaje del ex funcionario de Comodoro Py a la cárcel de Ezeiza mientras trabajaba sobre lo que será su discurso pasado mañana en el Centro Cultural Kirchner con los principales referentes políticos, sindicales, empresariales y hasta religiosos para hablar del futuro del país. Mientras repasaba el discurso, que se sigue enhebrando en estos días, con la TV en “mute” el Presidente y sus colaboradores fueron siguiendo el tema.
Ahora, en el seno del Gobierno se preguntan cómo seguirá la situación judicial del ex ministro K, pero en particular, la de sus colaboradores que también están presos: Roberto Baratta (coordinación), José López (Obras Públicas) y Ricardo Jaime (Transporte). ¿Alguno hablará o involucrará a empresarios o funcionarios macristas? La duda yace en la Casa Rosada.
Ya trascendió, entre funcionarios y legisladores, que Baratta podría ser el primero en romper el cerco de silencio y hablar. Incluso, en la semana hubo fuertes versiones que sus abogados le habían propuesto apuntar hacia “arriba”, es decir al propio De Vido.