Una de las reglas de los buenos modales dice que en una comida no debe hablarse de política ni de religión para evitar discusiones. Pero en la Argentina de hoy habría que agregar otro tema tabú para esquivar conflictos de sobremesa: no hablar de 6,7,8 .
El programa ultraoficialista es un tópico que genera polémica donde sea que se lo nombre, y es una síntesis perfecta entre política y religión ya que tiene “vicios parecido a un mensaje evangelizador”, según dijo su ex conductora María Julia Oliván a Perfil.com durante la presentación del libro 6,7,8. La creación de otra realidad (editorial Paidós), que escribió junto al sociólogo Pablo Alabarces.
A tono de la polémica, el libro de Oliván y Alabarces es un extenso diálogo de más de 200 páginas sobre el ciclo ideado y controlado hasta el más mínimo detalle por Diego Gvirtz. En una entrevista con Perfil.com los autores hablaron sobre el programa y si es posible que 6,7,8 sobreviva al kirchnerismo en caso de que en las próximas elecciones el Gobierno pierda.
-¿Cómo surgió la idea del libro y qué certezas y dudas tuvieron al principio?
Alabarces: Dudas todas y certezas ninguna, queríamos hacer una análisis. La idea original no era estar a favor o en contra, sino analizar el programa, eso supone una visión crítica que no signfica algo negativo, sino ser analíticos, y después hacer los juicios que a uno mejor le cuadren.
Oliván: La duda era ¿es un fenómeno como para ponernos a escribir un libro? Habiendo estado ahí y viendo la repercusión que hay de 6,7,8 el programa a la calle, la gente, el público me parece que definitivamente lo es: es analizable, discutible, genera polémica donde sea. Decís 6,7,8 y se abre un debate en la mesa, sea donde sea que estés, hablas del tema y ocurre que la gente esta interesada a favor y en contra sobre el tema. Entonces me parece acertado que la editorial haya pensado en este proyecto, en el que trabajamos.
Alabarce: Más acertado es que nos hayan llamado a nosotros, por supuesto (risas). En el epilogo, lo que yo digo es que analizando el programa podemosponer una mirada sobre un momento de debate sobre políticas y comunicación en la argentina. Y con certeza es el programa que con mayor y densidad lo permite. El programa de Tinelli nos permitiría hablar mucho sobre la comunicación y la cultura en la televisión argentina. Pero en su relación con la política, sin duda 6,7,8 es el programa que mejor permite ese debate.
-¿Tiene 6,7,8 un tinte autoritario?
Alabarces: Yo creo que tiene rasgos autoritarios que no son distintos a los rasgos autoritarios de toda la comunicación política argentina. Toda. El famoso asunto de la crispación me parece que es un bleff. Todo el panorama comunicacional y político argentino está estructurado de manera muy agresiva y muy poco tolerante. A mi juicio, el autoritarismo de 6,7,8 no es distinto al autoritarismo del Grupo Clarín, del Grupo Vila, etc.
Oliván: Es una cosa sobretodo blanqueada desde el vamos. Editorialmente, la propuesta del programa es plantarse en un lugar, que no era esta la propuesta del principio del programa. Cuando yo participé, no era ‘vamos a defender una posición’, era ‘analicemos los medios’. Y luego lo que fue sucediendo fue que se tomó una posición, el grupo Gvritz dice un mensaje y se hace cargo. No quiere vender que esta queriendo contar la verdad o la realidad. Al mostrar otra realidad crea una nueva.
-¿Qué 6,7,8 sea repetitivo no le juega en contra? En el libro vos te quejas por eso.
Oliván: Es un recurso que tiene vicios parecidos a un mensaje evangelizador pedagógico. Instaurar un tema, sostenerlo, machacarlo, y de esa manera imponer una contraagenda de los temas que plantean los medios hegemónicos.
-¿Cómo crees que van a tomar el libro tus ex compañeros? Hay críticas de Alabarces muy duras a Barragán y Barone sobre todo...
Oliván: Yo hablé con un par de compañeros, que no puedo decir el nombre (risas), pero está todo bien. Incluso también Diego Gvritz fue entrevistado por gente de la editorial para poder plantear su postura, yo hablé con él y le conté que estaba en este proyecto, pero me parece que no creo que nadie deba ofenderse, primero porque no hay grandes críticas, solamente señalamos las posturas que tiene cada uno.
Alabarces: Decir que Barragán es un gurka no es una crítica, de última es una descripción, es fuerte pero en ultima instancia es mucho menos de lo que ellos han acostumbrado al resto de sus colegas, y en ese sentido, esto no tiene que ver con un reparto de roles, sino con trayectoria y punto de partida. Es una critica constructiva de la que por supuesto pueden defenderse.
-¿Puede sobrevivir 6,7,8 al kirchnerismo? ¿Es pensable este programa sin este Gobierno?
Alabarces: No. 6,7,8 es un programa vocero del kirchnerismo, por lo tanto no puede vivir sin el kirchnerismo. Lo interesante es que inventó un formato, habría que ver si el formato programa oficialista-militante-combativo-en-la-escena-de-la-televisión-pública, como tal, pueda perdurar en caso de que el kirchnerismo desparezca.
Oliván: El programa es funcional a un momento, no sólo de Argentina, sino de Latinoamérica, donde se está discutiendo cuál es el rol de los medios concentrados de comunicación en la construcción de la realidad y la opinión pública. En ese sentido yo creo que 6,7,8 fue un aporte para romper un status quo en el que no se hablaban de ciertas cosas. Cómo se hablan, bueno ahí podemos ver, si se hablan bien, si están las descalificaciones aceptadas o no, si sirven y o si construyen, pero la discusión en sí es algo que tiene ver con lo coyuntural.
(*) de la redacción de Perfil.com