En su afán por asegurarse los votos en el Senado, desde el Gobierno volvieron a darle entidad al ex presidente, Carlos Saúl Menem, al que llamaron para que apoye la Ley de Medios. Sin embargo, el riojano ya dejó en claro a través de un comunicado su rechazo a la norma, a la que calificó como "liberticida".
Ahora, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, salió a aclarar que él llamó al senador sólo en calidad de amigo y "para hablar de política", como hace con todos, dijo. "No voy a dejar de reconocer la relación afectuosa que tengo con Menem", deslizó a radio Continental el funcionario, quien sostuvo que " nunca dejé de reconocer una particular simpatía hacia él, independientemente de donde esté desde el punto de vista político".
Quien hasta hace poco era innombrable en las huestes oficialistas, a punto tal de que cuando asumió su banca el entonces presidente Néstor Kirchner se tocó el testículo izquierdo (un gestó conocido para ahuyentar la mala suerte), aparece hoy como un voto clave en la paridad de fuerzas que hay en el Senado.
De todas formas, a través de un comunicado en el que reivindicó su gestión porque, dijo, "se vivió la atmósfera de una efectiva libertad de expresión y de prensa", el caudillo riojano señaló su rechazo a la nueva Ley y sentenció: "En modo alguno vamos a sumarnos en Argentina a iniciativas emparentadas con esas políticas liberticidas".
Menem manifestó estar convencido de que la Argentina "merece tener una ley de medios ajustada a los tiempos políticos y tecnológicos que vivimos" y u na "ley que impida cualquier tipo de monopolio".
El ex presidente apuntó, además, que esta nueva Ley parece enmarcarse en una "furiosa ofensiva" continental contra la libertad de prensa. "Tiranos vocacionales como los señoresChávez y Correa se dedican en Venezuela y Ecuador a atacar a la prensa libre, a censurarla, a manipular licencias de empresas independientes de medios y a subsidiar y mantener una prensa sometida a los caprichos del poder de turno”, sentenció.