Primero fue el exhorto suizo. Luego la amenaza Camionera de paro, movilización y amenaza a los medios para defender a Moyano. Más tarde, la marcha atrás con la medida que, según una encuesta, golpeó al propio líder de la CGT. Siguió el ataque sindical y oficialista al Centro de Información Judicial, la agencia de noticias de la Corte Suprema, por difundir la noticia. Y más tarde la misteriosa denuncia moyanista a un intendente -no identificado- que habría incitado, según el abogado del Camionero, el pedido de la justicia suiza.
El revuelo que causó la investigación helvética sorprendió también a las autoridades suizas pero aseguran que no hubo presiones por el caso que roza al líder de la CGT. En declaraciones al sitio Swissinfo, el embajador de Suiza en la Argentina, Johannes Matyassy, reconoció que desde la embajada pensaron que podía ser "un caso delicado, pero nunca imaginamos que iba a tener una explosión tal. Ni siquiera la Cancillería esperaba esto".
Pero Matyassy también señaló que "no hubo complot, ni presión, ni nada parecido" y recordó que "Hugo Moyano y su familia no están bajo investigación directa de Suiza". Se mostró molesto por las denuncias moyanistas de un supuesto complot, encabezadas por el abogado del Camionero, Daniel Llermanos. El letrado había señalado que un intendente del conurbano viajó a Ginebra para llevar datos sobre el jefe de la CGT a los fiscales suizos. También tildó al exhorto como "bizarro e irrespetuoso".
"Lo que hizo la jueza en Suiza fue buscar información; como cualquiera habrá buscado en Internet, y cuando puso el nombre del dueño de la cuenta investigada salieron varios artículos de distintos medios de prensa de aquí", dijo Matyassy. Se refería a la investigación sobre las cuentas de Ricardo Depresbiteris y su esposa, Marcela Mete, directores de la empresa Covelia SA, investigados por la justicia helvética. Moyano gestionó para favorecer a la firma, que hoy se encuentra en la mira.
El embajador advirtió además que Argentina "fue uno de los países que pidieron en los foros internacionales que hubiera reglas más estrictas" para controlar los movimientos transnacionales de dinero.
Las amenazas de los Camioneros fueron interpretadas por varios sectores como un mensaje para el Gobierno. El líder sindical quiere a un "trabajador" en la Casa Rosada de la mano del kirchnerismo. Ayer advirtió: "No puede ser que nos quedemos afuera". El Gobierno mantuvo un hermético silencio en las horas en las que el paro parecía irrefrenable pero negociaba para solucionar la riña. El escándalo promete más capítulos. En un año electoral, nadie quiere perder poder.
