El jefe de la CGT, Hugo Moyano, quedó muy satisfecho esta semana. Tras el masivo acto en el centro porteño y con una renovada presión en las calles, entre los logros conocidos se cuentan el aval del Gobierno para que se aprobara en el Congreso la ley que regula la medicina prepaga; consiguió además $ 350 millones del Indec para un “centro de estudios” del sindicato y quedó a un paso de comprar el Club Comunicaciones. Ahora, envalentonado, irá por otro objetivo: la ley que obliga a las empresas distribuir parte de las ganancias a sus empleados.
Moyano lo consiguió todo del Gobierno en el marco de renovados conflictos salariales con pedidos de aumentos que exceden en varios puntos a las paritarias de Camioneros y el anuncio de un paro nacional de su hijo Pablo. Con el panorama incierto en el año electoral, el Gobierno intentó también calmar los ánimos del sector empresario, al que prometió, según supo PERFIL, cerrar las negociaciones pacíficamente y distribuir cargas en la nueva ley de ganancias.