En las ediciones de ayer y de hoy de Perfil, el lector ha encontrado la información inherente a la decisión de Radio Del Plata de levantar del aire mi programa, Puntos de Vista, que se emitía de lunes a viernes en el horario de 6 a 9 de la mañana.
El desarrollo y desenlace de este episodio ha sido fulminante. Es un hecho que cobra una relevancia mayor, que excede a mi persona, debido al contexto dado por la situación de apremio a la libertad de expresión que se viene experimentado en nuestro país a lo largo del gobierno del matrimonio Kirchner.
Los hechos
Entre principios y mediados de noviembre del año pasado, Radio Del Plata fue adquirida por la empresa Electroingeniería. Esto generó inquietud en muchos de los que formamos parte de la grilla de su programación. La relación de cercanía de la empresa con el Gobierno era y es algo bien conocido. Se generó, entonces, una duda: ¿qué pasaría con muchos de los que formábamos parte de esa programación atento a nuestras posturas independientes y, muchas veces, críticas del Gobierno? En nuestro caso estaba, además, la circunstancia de un contrato vigente que expiraba a fines de este año 2009.
En conocimiento de esta inquietud, las autoridades de la empresa, cuya sede está en la provincia de Córdoba en donde Radio Del Plata no tiene repetidora y, por lo tanto, no se escucha por aire, bajaron a Buenos Aires con el objetivo de hacernos saber, personalmente, de su interés para que continuáramos en la emisora. Nos aseguraron, asimismo, el total y absoluto respeto a nuestra libertad.
Allí planteamos, además, un tema: ¿qué actitud tomaría la empresa cuando hubiera una información referida a alguna controversia o denuncia que la involucrara? Allí expusimos, en forma clara y franca, que nuestra norma es la de no eludir los temas que involucran a los propietarios de los medios en los que trabajamos. Así lo hicimos, por ejemplo, cuando hubo una denuncia por una supuesta irregularidad en la emisión de facturas correspondientes a órdenes de publicidad que, en 2007, involucraban a Ideas del Sur, la productora de Marcelo Tinelli. Recuerdo que no tuvimos ningún inconveniente. Marcelo entendió perfectamente que por el hecho de ser él el propietario de la radio, no tenía derecho a que se silenciara un acontecimiento público que aludía a su empresa y que lo que correspondía era dar las respuestas pertinentes.
Bien, lo cierto es que, presentado el tópico ante las autoridades de Electroingeniería no opusieron reparos a la enunciación de nuestra conducta. Esas fueron las palabras. Los hechos habrían de ser bien distintos.
En su edición del domingo 4 de enero pasado, el diario La Nación publicó en su tapa una nota referida a un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN) en la que se hablaba de sobreprecios en el costo de las obras de tendidos de redes eléctricas en el sur del país. La empresa aludida en ese informe era –es– Electroingeniería.
Los contratos de obra pública constituyen asuntos de interés público y, mucho más, cuando hay un organismo de control que emite un dictamen crítico sobre ellos. Es bien sabido que la obra pública ha sido y es, fuente de muchos casos de corrupción no sólo en la Argentina sino, también, en el mundo entero.
No había ninguna duda, pues, que este era un tema de interés público y atención sobre al que se abocaría, no sólo nuestro programa en la mañana del lunes 5 de enero. En efecto, pues, así como nosotros, también tuvieron este tema en su agenda el programa de la primera mañana de Radio Mitre que conduce Ernesto Tenembaum y el de Antonio Lage por Radio Blue.
En nuestro caso, la forma cómo se abordó la cuestión fue la de costumbre ante estos hechos: se lo llamó primero al diputado de la Coalición Cívica Juan Carlos Morán, que había hecho la primera denuncia sobre el caso, y luego se lo contactó al vocero de Electroingeniería, ingeniero Carlos Bergoglio, para escuchar su respuesta. Esto es el abc del periodismo. Al respecto, hay que decir que el ingeniero Bergoglio había sido llamado por la producción del programa en la tarde noche del domingo 4 para concertar la entrevista sobre la que el vocero de la empresa no opuso ningún reparo ni objeción.
En honor a la verdad, hay que consignar que las respuestas dadas por Bergoglio a cada uno de los cuestionamientos que se le hicieron fueron sintéticas, entendibles y fundamentadas.
Por sus características, fue una nota más de tantas, sin ninguna repercusión particular.
Fue varios días después que, oficialmente, se nos hizo saber del “profundo desagrado” que la tan mentada nota había producido a las autoridades de la empresa. Aparecía aquí una contradicción ya que, la misma empresa que se avenía a hablar sobre el tema en otros medios, no aceptaba que eso mismo se hiciera en la radio de su propiedad.
A ese desagrado se le sumó el del entorno presidencial que día tras día hacía saber a distintas autoridades de la emisora el disgusto por mis críticas tanto a la Presidenta como a su esposo, el ex presidente en funciones.
El desagrado aquel sumado a este generó una ecuación de resultado letal para nuestra permanencia en la emisora. Por lo tanto, la radio decidió el levantamiento de nuestro programa. Es lo que expresa el documento de rescisión en el que se lee:
“…Que, Del Plata ha decidido retirar del aire y dejar de emitir el programa Puntos de Vista a partir del 2 de febrero de 2009 y, consecuentemente, rescindir el contrato.”
En el medio de todo esto no faltaron las idas y venidas habituales de todos estos hechos siempre desagradables. Hubo quienes desde la radio hicieron trascender que era yo quien me quería ir y que todo esto no era más que una estrategia para conseguir un contrato mejor. Un verdadero disparate que queda desmentido por el texto arriba citado y por la realidad de mi presente laboral: a 2 de febrero y con todo un año por delante me he quedado sin el programa de radio que, con mi equipo, venía haciendo desde hace 16 años.
Es cierto que ha habido una indemnización. Pero a un daño como éste no hay indemnización que lo resarza.
Es una realidad dura que han vivido otros antes que yo durante el gobierno de los Kirchner. En efecto, Víctor Hugo Morales, Pepe Eliaschev, Alfredo Leuco y Jorge Lanata, han pasado por lo que nos toca vivir a mi equipo y a mi en estas horas.
La relación de los Kirchner con los medios que no les demuestran adhesión ha sido siempre mala. Los testimonios provenientes de Santa Cruz son abundantes en este sentido. La realidad de medios que por tener posiciones críticas hacia el entonces gobernador eran víctimas de persecución, retiro de publicidad oficial y hasta de acoso judicial. Todo eso era la norma de aquel panorama desolador para la libertad de prensa.
En este marco, recuerdo una anécdota. Fue en el año 2000. Había viajado en representación de la Asociación Periodistas, lamentablemente disuelta en 2004, a Comodoro Rivadavia. Se hacía allí una reunión de periodistas de la Patagonia y el tema eran las dificultades que los colegas de la región tenían para desarrollar su tarea con libertad. Terminada la conferencia, subí a mi habitación del hotel a esperar el momento de la cena. Fue entonces que escuché que alguien pasaba un sobre debajo de la puerta.
Al recogerlo y abrirlo, me encontré con un mensaje firmado por tres periodistas de Santa Cruz que pedían reserva sobre sus nombres. En el mensaje solicitaban que la Asociación enviara algún observador a la provincia para tomar conocimiento de las dificultades que tenían para desempeñar sus tareas los periodistas y los medios que no se resignaban a la confiscación de su independencia. Sé que Marcelo Zlotogwiazda vivió una experiencia similar a ésta.
Esa realidad de la provincia de Santa Cruz se viene expandiendo a nivel nacional.
Ya en la misma Radio Del Plata, cuando era propiedad de Marcelo Tinelli allá por el año 2006, el Gobierno puso trabas al decreto de concesión de la emisora debido al disgusto que le producía que allí trabajáramos Jorge Lanata y yo. Fue un momento muy difícil en el que, debo decir, Marcelo nos respaldó, defendiendo nuestra libertad contra viento y marea.
Qué decir del intento del ahogo financiero a Perfil, no sólo con la restricción de la publicidad oficial sino también con el acoso a aquellas empresas privadas que querían anunciar en el diario, lo que motivó aquel famoso fideicomiso que originaron los lectores.
Esta es la realidad que vivimos hoy en día. Es una realidad que no es exclusiva de los Kirchner. Es, en verdad, una matriz que se replica en el país a todo nivel. La ponen en práctica muchos gobernadores e intendentes de distintas regiones y de distinto color político.
En el caso del Gobierno el proyecto es claro. Aquí están empresas que tienen negocios con el Gobierno, que compran medios y que, además, reciben publicidad oficial a carradas. En esos medios la idea es que no se hable de ningún aspecto controversial que circunde a los contratos por obra pública que hacen esas empresas. Tampoco agrada que se sea muy crítico del matrimonio presidencial. Ese es el mensaje que conlleva el levantamiento de nuestro programa Puntos de Vista. Un dato más: Electroingeniería ha hecho saber que piensan comprar más medios. Inquietante.
Se cierne sobre nuestro país un riesgo serio y creciente sobre la libertad de expresión. Por eso es que éstos son temas de fundamental importancia a los que la sociedad debe atender. Ya no es sólo por la situación laboral de cada uno de los que somos sucesivamente afectados.
Esto va más allá. Tiene que ver con la esencia misma de la democracia que es la pluralidad. Porque el periodismo libre es un instrumento fundamental para hacer a la sociedad más democrática y honesta.