POLITICA
CON LA MIRADA EN 2015

Ni Messi pudo evitar que se anticipara la campaña por la sucesión presidencial

Scioli había resuelto intensificarla después del Mundial, pero la recuperación de Massa de la mano de la polémica por el Código Penal lo llevó a adelantar los planes.

En carrera. En la inauguración de la Expoagro de Clarín y La Nación, Scioli con Buzzi, De la Sota y Bonfatti. La mira en 2015.
| Cedoc

Ni siquiera las ilusiones populares que despierta Lionel Messi pudieron mantener la tregua. Daniel Scioli había resuelto esperar hasta que terminara el mundial para recién entonces intensificar la campaña electoral por la sucesión de Cristina Kirchner, con la idea de que la atención de los argentinos estaría lejos de la política mientras la pelota rodara sobre el césped de Brasil. Pero los movimientos de su principal competidor, Sergio Massa, lo llevaron a tirar el plan por la ventana.

—Al final se adelantó –concluyó, resignado, el gobernador frente al pequeño grupo de colaboradores enviados a idear frases de campaña. Son aquéllos que asisten al ritual de la sopa, el plato irreemplazable, predilecto, de Daniel Scioli, menú oficial del comedor de la sede central del Banco Provincia.

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La urgencia del gobernador tuvo como detonante la forma en que Massa se valió del proyecto de reforma del Código Penal para recuperar protagonismo. Otra razón fue la encuesta que publicó PERFIL el domingo pasado, que lo dio en segundo lugar detrás del diputado. Alrededor del gobernador se tejieron teorías sobre posibles motivaciones ocultas del sondeo. Se buscaron instigadores escondidos. Nada nuevo. Los medios de comunicación y el poder político muchas veces compartieron (comparten) relaciones incestuosas que alimentan una mirada conspirativa sobre cada título que se imprime. La idea está tan impregnada en la forma de actuar y pensar de la dirigencia política que es infructuoso explicar que hay medios que son excepciones.

La decisión de adelantar la campaña comenzó a verse en el Conurbano por los centenares de paredes que amanecieron pintadas con la leyenda Scioli 2015. En las próximas semanas se notará también en los discursos. Gustavo Marangoni, Alberto Pérez, Santiago Montoya, Jorge Telerman y el legislador Alberto De Fazio lo ayudan a buscar las palabras para diferenciarse del Gobierno sin confrontarlo. Intentarán llenar el vacío que aparece detrás de la letanía de sus palabras. Afirmará, por ejemplo, que el próximo mandato debe llevar a la Argentina “del crecimiento al desarrollo”. Asumirá un tono frondizista. Buscará presentarse como el portador de la modernidad. El problema principal para Scioli es la pérdida del voto independiente. El gobernador también echó mano de los cambios en su equipo de comunicación (ver aparte). Y su jefe de Gabinete, Alberto Pérez, convocó a dirigentes de todo el país a San Telmo.

El peronismo de Buenos Aires se debate entre Massa y Scioli e intenta adivinar al favorito. Una duda que por estos tiempos también captura a Martín Insaurralde, quien –resuelto a pelear la gobernación– se pregunta en cuál de los dos bandos conviene jugar. Mientras tanto, Insaurralde se preocupó por garantizarse una cuota de pantalla en TV al gestionar la inclusión de su novia, Jesica Cirio, en el programa de Marcelo Tinelli.

 

Cambios en la comunicación

Con la convicción de que necesita recuperar espacio en los medios, el gobernador Daniel Scioli modificó su equipo de comunicación. Así, trasladó a su vocero Alejandro Delgado Morales al Ministerio de Seguridad, que encabeza Alejandro Granados. Un área sensible. Y en su lugar nombró a Mariano Raimondi, quien fue vocero del ex secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi. Raimondi llegó de la mano de Guillermo Seita, un histórico operador de la comunicación política que en los años 90 fue mano derecha del ministro de Economía Domingo Cavallo.
Juan Courel, el secretario de Comunicación Pública, fue ratificado en su cargo.