Graciela Ocaña está descolocada. Desde que estalló el escándalo de los aportantes truchos para la campaña 2017 en la provincia de Buenos Aires, en la que ella resultó electa primera diputada nacional por Cambiemos, la legisladora guardó un incómodo silencio. Ayer, se refirió por primera vez a la situación a través de un frío comunicado en Twitter en el que poco aportó para esclarecer uno de los mayores escándalos en los que está envuelto el oficialismo.
La legisladora habló de “transparencia”. Se recostó, como suelen hacerlo los políticos de los más variados linajes, en que la “Justicia investigue a fondo” y confió en que las auditorías que puso en marcha la gobernadora María Eugenia Vidal “brindarán las respuestas que necesitamos como sociedad”. Nada que aporte claridad al asunto.
Ocaña fue la impulsora, tanto en los medios como en la Justicia, de muchas causas que llevaron a pasear por tribunales a varios de los ex funcionarios del kirchnerismo en pleno auge de la anterior gestión. También se animó a enfrentar a Hugo Moyano en la Justicia, primero en soledad y después ya con el aparato del Gobierno como apoyo fundamental. Su perfil que cosechó a lo largo de varios años como una cruzada anticorrupción y por la transparencia del financiamiento de la política, la llevó a encabezar la lista de diputados nacionales que el año pasado obtuvo casi 3,9 millones de sufragios en la provincia de Buenos Aires. Fue la candidata más votada entoda la Argentina, por delante de Esteban Bullrich y Cristina Kirchner.
Por ahora, Ocaña muestra en privado su apoyo a la gobernadora Vidal. Fue la mandataria bonaerense quien más hizo para sumarla a las filas de Cambiemos (Carrió la había expulsado del ARI en 2004 cuando se sumó al gobierno de Néstor Kichner). La Hormiguita se escudó detrás del primer esfuerzo de la gobernadora, quien salió a hablar de “una denuncia kirchnerista” para acallar el tema. Como esa estrategia naufragó a los pocos días, trasladó su bronca hacia los responsables del partido que tuvieron a su cargo el financiamiento.
Sin embargo, la legisladora tampoco habló ni se opuso cuando la mandataria bonaerense nombró a la tesorera del PRO, y responsable en la campaña 2007, María Fernanda Inza, a cargo de las cuentas provinciales.
Ante sus allegados, Ocaña se muestra dubitativa. Cree que con el tiempo el escándalo amainará y que, como ella no tiene ninguna responsabilidad en la recolección del dinero, no terminará afectada.
Descargo. Este diario intentó desde hace varios días lograr una declaración de la diputada sobre los aportes de campaña. Siempre se excusó. Ayer, se refirió por primera vez al tema: “La transparencia es el principio fundamental que debe regir a la política y a la sociedad en su conjunto, una herramienta que siempre ha caracterizado mi trabajo”.
Y agregó que “confía” en que las auditorías que encargó Vidal sobre los aportantes a la campaña “brindarán las respuestas que necesitamos como sociedad”.