Sus quejas sólo fueron escuchadas por sus principales colaboradores y ex compañeros que ya no se encuentran en la fuerza. El pasado martes el jefe de la Policía Federal, comisario general Enrique Rubén Capdevila, pidió su pase a retiro por motivos personales. Pero el salto fue frenado por la ministra de Seguridad, Nilda Garré, quien le pidió que lo pensara y que se tomara unos días.
La novedad, que no tardó en circular por los pasillos de la jefatura de la Policía, se sumó a la incertidumbre que se respira en el viejo edificio de la calle Moreno. Desde el 15 de diciembre último, día en que Garré juró en su nuevo cargo, fueron pasados a retiro más de una veintena de policías de alto rango. Otros ocho oficiales dejaron voluntariamente la fuerza, y otro tanto lo hará cuando regresen de sus licencias anuales.
En el entorno íntimo, dicen que el jefe de la Policía está enojado “porque la ministra le bocha a todos los que él quiere designar”.
El retraso de la mayoría de los ascensos y traslados es otro de los reclamos que hace Capdevilla en privado: “Tenemos a la Policía parada y además nos tratan de estúpidos a través de los medios”, se habría quejado el número uno de la fuerza.
Lea la nota completa en la edición impresa del diario PERFIL.