Pareciera que todo lo relacionado con el regreso de Lavagna al PJ, por lo menos para PERFIL, está signado por la peripecia. Inmediatamente difundida la noticia del encuentro del ex ministro con el ex presidente en Olivos, este diario cursó dos pedidos de reportajes: a Lavagna y a Pampuro, gestor oficial del acuerdo con el que Néstor Kirchner puso imprevistamente en el centro de la escena la reorganización del PJ.
Sobre el frustrado reportaje con Lavagna ya informamos al lector en la edición del domingo 10 de febrero. Sólo resta decir que en aquella oportunidad Lavagna dijo que hasta marzo no concedería a ningún medio un reportaje –“hasta que baje la histeria” (sic)–, y el domingo 24 de febrero accedió a ser entrevistado por el diario Página/12. Finalmente, el lunes pasado se combinó la entrevista de PERFIL para el jueves 13 de marzo y, si no hay nuevos contratiempos, saldrá publicada el domingo 16.
Vayamos ahora a la historia del reportaje a Pampuro. Con una semana de anticipación se acordó realizarlo el jueves 21 de febrero. El lunes 18 de febrero, su secretaria Karina pasó los datos de la patente del auto Toyota con el que vendría el senador para que pudiera estacionarlo en el garage de esta editorial. Mientras esto sucedía, por radio Duhalde dijo que Cristina Kirchner “no estaba en condiciones de gobernar”. Nuevo llamado al día siguiente de la oficina de Pampuro, esta vez su secretaria Romina, para reprogramar la entrevista para este martes 26 a las 18.
Los martes de 16 a 18 más de veinte editores de PERFIL tenemos la primera reunión semanal donde se debate la agenda de temas de las ediciones de sábado y domingo. A las 18 en punto me avisan que el senador Pampuro estaba en mi oficina y pedí que comenzarán con la fotos mientras terminaba la reunión de agenda en otro piso. Un minuto después me volvieron a llamar para decirme que el senador no quería fotos: “¿Cómo que no quiere fotos?” Me respondieron que él me lo quería explicar personalmente.
Desconcertado, subí y me encontré a Pampuro esperando en el hall (no había querido entrar a mi oficina donde estaban dos fotógrafos esperándolo con las luces de estudio) acompañado de Roberto Starke. Para comprender mejor como continúa el relato es importante decir que Starke, tal como informa su currículum, es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad del Salvador, Máster en Sociología Política por la Universidad Católica Argentina, Máster en Política Internacional Comparada por la Universidad de Georgetown en Washington, director ejecutivo de Nueva Comunicación, analista de encuestas de opinión pública y consultor comunicacional para empresas y campañas políticas.
Starke ya había estado en PERFIL acompañando a Ricardo López Murphy cuando actuaba como asesor de comunicación del líder de Recrear en las elecciones de 2003 y 2005 y fue el encargado de coordinar los libros de Lopez Murphy que editó la revista Fortuna, también de esta editorial.
Para mi sorpresa Starke volvió a PERFIL acompañando a Pampuro a principios de 2006 cuando el senador vino a contarme que pensaba lanzarse como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Allí conocí a Pampuro. No sólo me sorprendió que viniese junto a quien hasta hacía poco acompañaba a López Murphy, sino que me diese detalles de su candidatura en el Frente para la Victoria y cómo el ex presidente Kirchner le había dado “luz verde” para que comenzase a explorar qué aceptación encontraba ante ese nuevo desafío. Vale recordar que tras la derrota de Rovira en Misiones, Felipe Solá había tenido que abandonar su proyecto reeleccionista y aún Scioli no imaginaba que terminaría siendo candidato en la provincia de Buenos Aires.
Nunca más vi ni hablé con Pampuro hasta este martes 26 a las 18. Comencé tratándolo de usted pero él rápidamente pasó al tuteo. Los hice pasar a mi oficina (con la para ellos incómoda presencia de los fotógrafos) y se produjo el siguiente diálogo:
—¿Cómo que no quiere fotos? No podemos ilustrar un reportaje con fotos de archivo.
—¿Sabés que pasa, Jorge? Aquí hay un mal entendido. Yo vine a visitarte pensando que era una conversación off the record.
—¿Cómo una conversación “off the record”? Si se les explicó a tus asistentes, como se les explica a todos los entrevistados para que organicen su tiempo, que son 100 preguntas y dura más de dos horas.
—Pero a mí nadie me envió el cuestionario con las preguntas.
—¿Cómo vamos a enviar el cuestionario? Es un reportaje, vos no tenés que saber qué se te va a preguntar.
—(Interviene Starke) Pero conmigo nadie de PERFIL habló.
—¿Y por qué habría que hablar con vos?
—Porque yo fui el que lo acompañó cuando vinimos la vez anterior.
—Se coordinó el reportaje con la oficina del senador, que es lo que corresponde con un funcionario público (la vez anterior se trataba de un candidato), y no una sino varias veces.
—(Sigue Pampuro) ¿Sabés que pasa, Jorge? Yo no puedo hablar ahora. Cualquier cosa que diga puede ser perjudicial cuando todavía no terminamos de reorganizar el partido.
—Casualmente, deseo preguntarte por qué silbaron a los lavagnistas en el congreso del viernes 22.
—Yo no puedo responder eso. Hagamos una charla off the record.
—No deseo ninguna charla “off the record”. Hagamos lo siguiente: andate, porque todo lo que vayas a decir lo publicaré.
Allí tomó conciencia y con cara de horror se despidió abrazándome como si fuéramos amigos de toda la vida. Y partió, junto a Starke, raudamente hacia el ascensor.
Extraña forma de manejarse con la prensa tiene Pampuro. Incluso de hacer política. ¿Habrá consultado con Kirchner su visita o quería quedar bien con todos al mismo tiempo? Al día siguiente, cuando entrevisté a su mentor iniciático, Manuel Quindimil, comprendí todo.