El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, acusó hoy a la oposición de ser "una máquina de impedir en la Argentina", luego de que no debatiera el proyecto de la creación de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), impulsada por la presidenta Cristina Fernández tras la muerte del fiscal Alberto Nisman.
"Se observa claramente que la oposición es una máquina de impedir en la Argentina, y en lo único que se ocupa es en obstaculizar la gestión del Gobierno", indicó Capitanich, quien opinó que es una acción "contra el crecimiento del país".
Pero el funcionario se olvida del archivo legislativo. Allí se demuestra claramente que en reiteradas ocasiones el Partido Justicialista (PJ) fue también una "máquina de impedir". Los ejemplos sobran en las gestiones de Raúl Alfonsín y Fernando De la Rúa, los dos gobiernos radicales desde el retorno de la democracia en 1983.
En 1987 el Congreso aprobó el plan económico propuesto por Alfonsín para introducir capital privado, hasta un 40%, en empresas públicas. En aquel entonces, tanto los legisladores del PJ como los sindicatos peronistas se mostraron intransigentes frente a las medidas reformistas que, según interpretaban, ponían en peligro la soberanía nacional y que además iban en contra de su ideología.
El plan fracasó por la oposición peronista en la Cámara de Senadores donde hizo valer su mayoría. El entonces senador por La Rioja, Eduardo Menem, dijo que "la soberanía no se vende". Luego, durante la gestión de Carlos Menem, se destacó por su férreo respaldo al proceso de privatizaciones.
Más adelante en el tiempo, durante el gobierno de la Alianza, se aprobó la "ley del arrepentido" en la cual, si bien el PJ debatió, se opuso fervientemente. La misma pasó por ambas cámaras con el rechazo peronista. Por último, la ley de reforma laboral se aprobó en Diputados con 121 votos contra 84 y dos abstenciones. El Justicialismo se negó a votarla.