“No se dejen robar la libertad porque eres libre solo cuando gastas tiempo de tu vida en aquellas cosas que te motivan sin joder a otro. La felicidad es también un poco de solidaridad”, les aconsejó el ex presidente uruguayo José “Pepe” Mujica a un aula magna del Colegio Nacional de Buenos Aires desbordada, que lo escuchaba sumida en el más respetuoso de los silencios, junto con el candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández. “No sé el rumbo que va a tener la Argentina, (pero) va a salir de la angustia que tiene, ha salido mil veces. Es un país riquísimo y, tal vez, su desgracia está ahí, en el exceso de riqueza que tiene”, reflexionó el ex mandatario.
En un encuentro con los estudiantes del Nacional, con la educación y la juventud como eje rector de los discursos –también hablaron Alberto, la presidenta del centro de estudiantes y una de sus vocales–, Mujica enfatizó en los jóvenes como herramientas de transformación a partir de sus utopías. “El desafío que van a enfrentar a lo largo de la prosaica vida significa cómo mantener ese fuego sagrado cuando la piel se te arruga, cuando las patas se te enlentecen, cuando la vida te llena de responsabilidades y de desafíos, cuando cada fin de mes hay que pagar cuentas”, los arengó Mujica.
El histórico referente del Frente Amplio uruguayo los exhortó a que “gasten su existencia a favor de la causa humana” porque en ellos reposa la responsabilidad por lo que vendrá. E indicó: “No se olviden de los miles que no pueden venir a la universidad, de los miles que todavía se acurrucan en la soledad de los campos, de las montañas, de los socavones. El ser universitario no es un privilegio, es una obligación de servir a su pueblo y no para oprimirlo”.
Dos semanas después de anunciarse su postulación, Fernández cruzó el río para visitar a Mujica en su chacra de Rincón del Cerro. Lo llamó “un viejo amigo, un maestro y una gran fuente de inspiración para la misión”. En el peor momento de las relaciones entre Uruguay y la Argentina, enemistados por las papeleras, Fernández mantenía los canales de diálogo abiertos con Montevideo dentro del gabinete de Néstor Kcrchner.
Ambos países, Argentina y Uruguay, elegirán presidente el domingo 27 de octubre, aunque el panorama del Frente Amplio se vislumbra más complicado si no consigue el triunfo en primera vuelta por más del 50% de los votos. Un eventual ballottage podría unir a gran parte de la oposición en torno al candidato blanco Luis Lacalle Pou. Por ello, Alberto recibió esta semana al intendente de Montevideo, Daniel Martínez, para respaldarlo en su intento de renovar el mandato frenteamplista por cuarta vez consecutiva.
La diplomacia nac&pop sueña con recuperar la Cancillería
La diplomacia nac&pop se ilusiona con recuperar el control de la Cancillería desde diciembre mientras se multiplican los nombres “políticos” para embajadas y puestos clave, en Buenos Aires y el exterior. Por ahora, solo rumores con desigual aceptación.
Aunque aún no hay canciller confirmado por Alberto Fernández, no es secreto que Felipe Solá se consolida en las apuestas si bien, hasta hace poco, figuraba segundo en las opciones de muchos que hablaban de un “tapado”. Esta semana, una misión del Citigroup se reunió con el candidato del Frente de Todos y luego almorzó con Solá, quien viene entrenando su inglés con creciente intensidad. Pero no es el único político que suena con destino diplomático.
Y es que un cambio de gobierno abriría vacantes en misiones que hoy reposan en “embajadores políticos”. Como la de España, donde apuntan al misionero Carlos Rovira. Aunque se lo considera un destino “top” en el exterior, no suele ser de los más codiciados por la política ya que algunos lo asocian al ostracismo.
Otro que suena en las quinielas es el chaqueño Domingo Peppo, disconforme con su suerte frente a Jorge Capitanich. Se menciona Asunción, si bien no es el único nombre que circula para aquella embajada: la diputada del Parlasur Julia Perié, mucho más afin al cristinismo, también figura en el rum-rum como candidata.
Dentro de la Cancillería, subsisten, además, referentes de la diplomacia nac&pop, reasignados a áreas secundarias luego de 2015, que podrían recuperar protagonismo si gana Alberto. Uno es Pablo Tettamanti, parte de un linaje diplomático con peso en el gobierno previo, que cobró notoriedad en el rum-rum como potencial vicecanciller a partir de la última columna de Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna. No obstante, los más cuidadosos responden que es solo “una aspiración de deseos de ese sector”.
“Hay mucho autopostulado –comenta un diplomático de la corriente que articula con el albertismo sin relegar sus responsabilidades presentes– y Alberto se encabrona cuando lo manguean”. Como él, muchos temen que las restricciones presupuestarias posdevaluaciones condicionarán las designaciones que no sean claves.