Para su primera visita oficial a España, la Presidenta eligió no pasar desapercibida y adelantarse a la primavera que ya asoma en el Viejo Continente. Así, para sus tapados y tailleurs, eligió la gama de los fucsias, violetas y hasta se animó a combinar el dorado con el borravino para hacer su triunfal ingreso al Palacio de El Pardo, durante la cena de gala que el rey Juan Carlos y la reina Sofía ofrecieron en su honor.
Paleta estridente. La Presidenta arribó el pasado domingo a Madrid y, apenas bajó del avión, dejó en claro que el invierno europeo no la tomaría por sorpresa: vestida de negro, se animó a romper la monocromía con un grueso tapado escocés que, de acuerdo al diseñador César Juricich, no le favoreció en lo más mínimo. “ Me pareció terrible; no me gustó ni el modelo ni la tela. Además, los cuadros tan grandes la hacen lucir más gorda”, exclamó el socio de Carlos Di Doménico.
Durante su reunión con el presidente José Luís Rodríguez Zapatero, la mandataria eligió cubrir su discretísimo traje color uva con un tapado a la rodilla en estridente fucsia. “Creo que la Presidenta debería hacer a un lado esos colores y dejarlos para una empresaria que viaja por negocios. Ella representa a un país y, más que estar a la moda, debería apuntar a estar correcta”, aseguró el productor de modas Fabián Medina Flores.
Retraso real. Pero el punto más glamoroso de la gira de la Presidenta argentina por España llegó durante la cena que los reyes ofrecieron en honor de su huésped en el Palacio del Pardo, el martes por la noche. Una blusa dorada y una falda borravino estampada fueron debidamente acompañados por un Rolex de oro, sobre al tono y un peinado recogido con flequillo. “Pienso que debería haberse mostrado más relajada; la falda, el cuello levantado y el peinado la hacían ver muy exigida”, opinó el diseñador Benito Fernández.