Especie de gaucho con BlackBerry, no usa reloj ni computadora. Coleccionaba mates y cuchillos, hasta que advirtió que la energía debe fluir. Puede explayarse sobre etnias y culturas aborígenes y, con igual soltura, recitar la canción de Malinche. Y bautizó Gabino a uno de sus hijos en honor al payador Gabino Ezeiza. Los ojos marrones de Gabriel Gabo Nazar, con la fuerza de diez tractores, son un anticipo de su demoledora capacidad de entusiasmar, impulsar y arrastrar. Fundador y presidente de Cardón, cosas nuestras, podría convencer a un jíbaro que deje de reducir cabezas. Y, trascartón, lo cardonizaría hasta venderle una franquicia.
Hombre de Ramallo, provincia de Buenos Aires, a los 9 años vislumbró su instinto comercial; a los 18 estudiaba veterinaria y fabricó los primeros cinturones en cuero. Emprendedor nato, supo transformar el estilo criollo en un buen diseño y rescatar la tradición en indumentarias y accesorios de campo. El grupo que consolidó incluye hoy, además de 108 locales en todo el país, emprendimientos inmobiliarios, gastronómico, turísticos, ganadero y varios más, en carpeta.
Noticias: Con la crisis del 2001 hubo una reconversión del interior, un rescate de lo autóctono. Pero usted impuso el estilo criollo en los 90, entre las estridencias de Versace y el furor por los malls de Miami. ¿Vio un nicho vacío o creó la necesidad?
Gabo Nazar: Yo sentí la necesidad. Yo era eso, y en mi incipiente juventud, cuando se empieza a tener claro cómo se quiere vivir y hasta vestirse, necesité una propuesta para gente como yo. Cuando digo que hay una manera Cardón de cortar el salamín, es como me gusta cortarlo a mí: al sesgo, con cuchillo filoso para que salga finito y no desgarre la grasa (ríe).
Noticias: Bombachas de campo, fajas, la guarda pampa, eran sinónimo de tosco, útil pero no refinado. ¿Cambió ese concepto?
Nazar: Ese fue el desafío, porque lo que abundaba en el mercado era de extrema rusticidad en la resolución o las terminaciones. Necesitaba una vuelta de tuerca, que se lo dejara de ver peyorativamente y se lo enalteciera. Los gauchos, y antes las culturas originarias, desarrollaron diseños muy elaborados y técnicas de orfebrería, telar, alfarería y pinturas muy refinadas. La nobleza incaica usaba tejidos con hilados y técnicas que costó siglos recuperar. La degradación de los productos en la era moderna derivó de la degradación de esa civilización. Rescatamos, revalorizamos y reinstalamos un gusto y una cultura, con sentido aspiracional.