Frente a un centro comercial y un hipermercado de última generación, se encuentra oculta la Villa 20, detrás de un depósito o “cementerio” de automóviles. Se trata de un predio ocupado por la Policía Federal, ubicado en Cruz y Escalada. Allí van a parar los vehículos abandonados en la vía pública y los que fueron recuperados de las manos de delincuentes.
Un informe del Defensoría del Pueblo de la Ciudad de hace seis años denunció los “graves riesgos sanitarios” que producen “los elementos contaminantes que contienen los más de 12 mil rodados depositados” y “las ratas y el agua estancada”. Ese año, una mujer murió por leptospirosis en el Hospital Santojanni.
A metros de allí, sin una delimitación clara, se levantan viviendas precarias que crecen a un ritmo imparable. Los animales van de un lado a otro sin control y los niños juegan en la basura.
Riesgos sanitarios. El informe de los defensores porteños detalló que “el estado de abandono y suciedad del lugar es tierra fértil para la proliferación de ratas e insectos nocivos para la salud”.
Entre las enfermedades que posiblemente se fermenten en el cementerio de autos por contacto con perros, gatos, roedores, cucarachas, hay diarreas, hecto y endoparasitosis, leptosirosis, toxoplasmosis, hanta virus.
El agua estancada genera riesgo de dengue, por los mosquitos, mientras que los autos abandonados provocan intoxicación por plomo, o sea saturnismo, entre otros peligros.
Hasta el momento, el cementerio de autos sigue intacto y la villa sigue creciendo sobre el predio.