La retención de la fragata Libertad en el puerto ghanés de Tema, por un embargo trabado a pedido de los denominados fondos “buitres”, dejó al descubierto una larga guerra fría entre dos sectores del Gobierno. El lunes, los principales colaboradores del ministro de Defensa, Arturo Puricelli, preparaban su bártulos para dejar el edificio Libertador. El funcionario había presentado su renuncia a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
No fue la feroz disputa entre la Cancillería y la cartera castrense, por deslindar responsabilidades mutuas por el papelón en Ghana, lo que llevó al ex gobernador de Santa Cruz a anunciar su dimisión. “Lo hizo para descomprimir la situación y porque está cansado. Ella quiere seguir controlando Defensa desde Gelly y Obes”, explicó en voz muy baja un funcionario que entra a diario al despacho de Puricelli.
“Ella” es la ministra de Seguridad Nilda Garré. Dos fuentes más confirmaron a PERFIL los momentos de incertidumbre que vivió el patagónico, una de ellas hasta había llevado unas cajas para poner sus pertenencias. La Presidenta no le aceptó la renuncia y un ministro y dos secretarios de Estado lo llamaron para solidarizare.
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