En Parque Norte la Presidenta cambió el tono y el contenido de su discurso respecto del martes. Dijo “humildemente” y “por favor” cuando se dirigió a los sectores del campo instándolos a levantar el paro y a dejar de producir tanta soja luego de favorecer durante cinco años la siembra de esa planta hasta en las banquinas de la ruta. Dijo que lo que se debate es un modelo de país, el inclusivo contra el excluyente, una manera de actualizar aquello de nacional y popular contra lo liberal y oligárquico.
Hay algo de cierto en esta dolarización. La ideología de los que piden un dólar barato, el sinceramiento de los precios de los servicios, el fin de los subsidios a los transportes, la aplicación de las reglas del mercado, la liberación de los controles de precios desde el Estado, la supresión de las retenciones, la confianza en los mecanismos de la competencia empresarial, el pago de los servicios de deuda, etc., saben que estas piezas de una nueva política económica tienen consecuencias sociales duras en los sectores pobres, retracción en la demanda, disminución en la producción de bienes de consumo, menor ocupación, austeridad, ajuste y rigor en los hogares de bajos ingresos.
Esta situación exige de parte del Estado una política de orden y disciplina que haga frente a las protestas de muchos dañados por estas medidas.
La nota completa en Diario Perfil
*columnista de Diario Perfil