La muerte de un ser querido nos pone al filo de nuestro sentimientos más sinceros. Pero el utilizar una carta abierta a un amigo que se fue para enviar un mensaje político, demuestra que el odio, por sobre todas las cosas, puede llegar aún más lejos.
Oscar “Cacho” Vázquez era para el matrimonio Kirchner, más que un amigo. Alejado del ambiente político por una enfermedad, Vázquez supo ser de Néstor y Cristina un verdadero confidente y un tío espiritual para sus hijos: Florencia y Máximo. Uno más de la familia.
Máximo Carlos es el heredero. Es el hijo mayor de la Presidenta, el hijo mayor del ex Presidente y el consejero del líder del Partido Justicialista. Su poder siempre fue sujeto a discusión, pero la realidad afirma que para Néstor Kirchner y para Cristina no hay opinión más importante que la de su hijo. Convertido en una especie de analista de confianza para sus padres, Máximo guarda en su interior un rencor aún superior al que demuestra la Presidenta y el ex Presidente.
Hasta ahora, ninguno de los integrantes de las primeras filas del Gobierno Nacional había salido a acusar a Julio Cesar Cleto Cobos. Cristina evitó mencionarlo, y su marido se llamó a silencio.
Dentro de los pasillos de la Quinta de Olivos se sabe que sólo una posible reacción de la opinión pública evitó que Kirchner salga a pedir a gritos la cabeza del vice. El ministro de Planificación, Julio De Vido, el ex chofer Rudy Ulloa y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, todos integrantes de la mesa chica, fueron los primeros en dar su opinión: “Cobos tiene que pagar”.
Máximo Kirchner aprendió de su padre los tejes y manejes de la política y encontró en Rudy Ulloa una suerte de mentor. El que conoce los pasos del “Gordo” como le dicen sus amigos, saben que Máximo no tolera la “traición” y es un profeso predicador de la “lealtad sea como sea, cueste lo que cueste”. Igual que Néstor.
Ayer, Máximo, publicó en el diario La Opinión Austral de Río Gallegos una carta a Cacho Vázquez. Una verdadera demostración del cariño y de la profunda tristeza que significó para toda la familia Kirchner el fallecimiento del ex diputado provincial de Santa Cruz. Pero, en sus líneas, el hijo presidencial dejó caer un dardo letal: “Cuando pensé que el 17 de julio lo iba a recordar como el día de la traición, horas más tarde te fuiste y al 17 de julio lo voy a recordar como el día en el que una de las personas a la que más quiero en mi vida se fue”. Luego de un mensaje de agradecimiento, la nota es firmada por “Máximo Carlos Kirchner”.
La fuerza de la sangre impone un compromiso implícito y el heredero K lo sabe así. Este es el primer indicio claro de cual es el sentimiento de los Kirchner. Esa carta de despedida sólo pudo ser publicada con el consentimiento del jefe del Partido Justicialista y en ella quedó plasmada cual será la punta de lanza para el futuro de Julio Cobos: Deberá soportar uno a uno los embates de los sectores más duros del oficialismo, que por ahora tienen sólo una idea en la cabeza, “La traición se paga”.
* Redactor del diario Perfil.