La solución al conflicto agropecuario más largo de la historia argentina parece lejana, si no imposible. Por eso Perfil.com consultó a dos especialistas para conocer qué consejo le darían al Gobierno para saldar de una vez por todas sus diferencias con el campo.
El psicólogo social Joaquín Pichón Rivière aseguró que “no existe posibilidad de negociación si no se vuelve al punto donde se inicio el conflicto” y, contundente, aseguró que “ si no se cede, no existe negociación, primero hay que retirar el motivo por el cual se inició el conflicto”.
La reunión de hoy fue cancelada porque el Gobierno calificó como amenazadores los discursos del campo expresados ayer en Rosario. Para Pichón Rivière, esto es “una ingenuidad porque el Gobierno mantuvo posiciones duras y, las veces que se sentaron a negociar, las tres veces, la gente del campo se fue como si les hubieran tomado el pelo” y “en uno de esos encuentros, [Alberto] Fernández salió, comentó algo y lo desmintió”.
El psicólogo social analizó que “el discurso del campo es un discurso severo, pero está en relación a la actitud muy manipuladora del Gobierno” y manifestó que del lado del Gobierno existe un “discurso perverso” en el que se culpa al campo de problemas anteriores al conflicto, como son la inflación y la falta de inclusión social.
“El discurso de ahora no respeta la realidad, sino la realidad que quiere mostrar el Gobierno, haciendo de victimario a los que se le oponen y victiminzandose él”, concluyó Pichon Rivière.
Similar es la óptica de la doctora María Rosa Fernández Lemoine, directora del Centro Conciliar, especializado en mediación. “Si se va a establecer una negociación, tiene que haber reglas formales y claras” y en la mesa de negociación deben sentarse “personas que tengan facultades para tomar una decisión”, afirmó en diálogo con Perfil.com.
De acuerdo con Fernández Limoine, la concepción de ganadores y perdedores no puede encuadrarse en una negociación. “Nunca se puede en una negociación ganar el cien por cien, la única manera de ganar el cien por cien es destruir al otro”, advirtió, al tiempo que subrayó que “si uno tiene suficiente poder para destruir al otro, hay que tener en cuenta cuáles serían las consecuencias de obrar de esa manera”.
En este sentido, la especialista dijo que si el Gobierno busca esto y lo consigue, se produciría una “desintegración en la sociedad”, cuyas consecuencias serían desastrosas. “Más que hacer declaraciones generales, tiene que darse cuenta de cuál podría ser su ganancia, aunque perdiera; qué puede obtener frente a la sociedad si cede algo”, sostuvo la mediadora, para quien, en la Casa Rosada no tiene en claro las consecuencias de su accionar porque piensan que “puede crear realidades”.