El festejo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por haber obtenido la reelección con el 53 por ciento de los votos tuvo dos escenarios: el chico, en el Hotel Intercontinental del microcentro porteño, sede del búnker oficialista; y el grande, con el masivo acto en Plaza de Mayo.
En el Intercontinental estaban todos: como suele ocurrir en los actos de Cristina, se hicieron presentes todos los funcionarios de primera línea del Ejecutivo, además de militantes y varias celebridades afines al oficialismo. Juntos, festejaron los primeros resultados.
Pero la verdadera fiesta fue cuando comenzaron a trasladarse hacia la Plaza de Mayo, a tres cuadras de distancia, donde mucha gente esperaba desde las seis de la tarde. Pero recién pasadas las ocho comenzaron a movilizarse los funcionarios, ya con la plaza colmada.
El escenario, montado frente a las rejas que cubren la Casa Rosada, estuvo menos poblado que el del búnker. Estaban el vicepresidente electo, Amado Boudou, junto a su novia, la periodista Agustina Kampfer; el secretario de Comunicación, Juan Manuel Abal Medina, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; y los ministros de Agricultura, Julián Domínguez; del Interior, Florencio Randazzo; y de Industria, Débora Giorgi.
Completaban el escenario los referentes del Movimiento Evita, Emilio Pérsico y Fernando "Chino" Navarro, el diputado Edgardo Depetri, y el vocero presidencial Alfredo Scoccimarro.
El resto de los funcionarios se quedaron en el búnker. Llamó la atención la ausencia del ministro de Planificación, Julio de Vido, y del canciller Héctor Timerman. El célebre y polémico secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, prefirió estar entre el público.
Cristina fue recibida con ovaciones de la multitud y el tema Avanti Morocha, de Los caballeros de la quema. Luego sonó Arde la ciudad, de La Mancha de Rolando, amigos de Boudou. "Tu equipo volvió ganar, te prendieron mil bengalas hoy, la banda grita tu nombre y ves cómo la popular se va a caer", reza la canción.
Después del discurso de la Presidenta, fue el turno de la familia, también subida al escenario: Cristina, casi llorando, se abrazó con Florencia Kirchner primero, luego con su hijo Máximo, y finalmente con la novia de éste, Rocío García.