El Gobierno no tardó en contestar las duras críticas que lanzaron los senadores estadounidenses Marco Rubio y Bob Menéndez contra la Argentina durante la audiencia en la que se avaluaba la designación del Noah Bryson Mamet como nuevo embajador estadounidense en Buenos Aires. El primero en responder fue el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich: “Ningún legislador puede hablar de la manera que lo hace respecto a otro país” y que “un legislador de Estados Unidos no puede actuar con la soberbia y prepotencia con la que lo hace, por más que sea la primera potencia del mundo”. Por su parte, el canciller Héctor Timerman, destacó que “el Senado de Estados Unidos, está conformado por cien miembros, de los cuales 18 forman parte de la comisión y sólo dos se presentaron en la nominación de Mamet”. El presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, no se quiso quedar fuera del debate y lo tildó como un hecho “lamentable”. “Resulta impropia la comparación entre la Argentina y Corea del Norte”. Las aseveraciones de estos senadores siguen la lógica de la dicotomía “amigo-enemigo” y eliminan toda postura autónoma de los Estados Nacionales”, retrucó.
