En una contundente tour de force en la batalla del Gobierno contra Clarín, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, reveló la intención oficial de cuestionar la legalidad de la compra de las acciones de Papel Prensa “en el marco de un terrorismo de Estado”. El jueves acudió en forma sorpresiva a una asamblea de accionistas de Papel Prensa, cuya mayoría accionaria corresponde a Clarín y a La Nación. Debían convalidarse designaciones en el directorio, objetadas por la Justicia.
Pero Moreno llegó acompañado, “a pedido del Estado Nacional”, de José Pirillo, ex titular de La Razón, que en 1976 tomó parte de la compra de acciones de Papel Prensa, y de Lidia Papaleo de Graiver, viuda de David Graiver, el banquero ligado a Montoneros que tuvo en su poder las acciones de la fábrica de papel hasta que, luego de su muerte en un accidente, fue comprada por los tres diarios.
La presencia de Papaleo apuntaba a testimoniar “que estando secuestrada, la llevaban y la traían para firmar la venta de acciones de Papel Prensa”. Su testimonio y el de Pirillo (ver aparte) fue escuchado cuando concluyó la reunión del directorio, que se inició a las 9,55 de la mañana. Pero Moreno dejó planteados sus objetivos a través de una prolongada y meditada intervención, con ocho ejes.
A viva voz, y por momentos a los gritos, de acuerdo con algunos de los presentes, las objeciones del secretario se volcaron al manejo de la compañía que, a su juicio, tiende a favorecer a Clarín y La Nación. A sabiendas de que sus palabras cobrarían estado público, Moreno no se privó de epítetos, de acusaciones y de presentación de documentos. En algunos casos, según el mismo reconoció, apócrifos.
Empleados de Papel Prensa afirman haber escuchado a Moreno dialogar fuera de la reunión, de la que se retiró por algunos minutos, con la presidenta Cristina de Kirchner.