Después de conseguir el triunfo en la convención radical que le permitió avanzar en un acuerdo con el PRO y la Coalición Cívica, Ernesto Sanz se vio obligado a ponerse el traje de bombero y hacer un control de daños dentro del partido. El objetivo del titular de la Unión Cívica Radical es evitar posibles escenarios de tensión y hasta de ruptura, generados por los sectores que criticaron el acuerdo.
El principal foco de conflicto sigue estando con Gerardo Morales, que impulsaba un esquema de alianzas más amplio, que incluyera también a Sergio Massa, con quien cerró un acuerdo para impulsar su candidatura a gobernador en Jujuy. Tanto él como Luis Naidenoff, de Formosa, son los dirigentes de más peso que persisten en un discurso crítico contra la decisión adoptada por la Convención.
En otros territorios, sin embargo, el mendocino ya logró acercamientos. Son los casos de Eduardo Costa y José Cano, candidatos a la gobernación (y con situaciones expectantes) en Santa Cruz y Tucumán, respectivamente. En la Convención ambos enfrentaron la postura de Sanz y se alinearon con Morales. Cano, incluso, estuvo sentado a su lado en varios momentos del encuentro. Esta semana, ambos se reunieron con el precandidato a presidente del radicalismo para limar asperezas. El miércoles, en un bar porteño, Sanz y Costa analizaron la coyuntura electoral santacruceña. Allí el radical encabeza las encuestas, pero necesita llevar su boleta pegada también a la de Sergio Massa, algo que ya hizo en 2011 cuando colgó su boleta de Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde.
Para Cano la situación es menos compleja porque las elecciones en Tucumán son el 23 de agosto, separadas de la nacional (algo que también se decidiría hacer en Jujuy). El diputado no tiene la obligación de colgar su boleta de diferentes presidenciables, y pretende llegar a acuerdos provinciales con todas las fuerzas de oposición. El jueves acompañó a Sanz en un encuentro con una cámara de empresarios, en un claro gesto de que las diferencias de la Convención empezaban a ser historia. Las tensiones y rumores de rupturas seguirán siendo un tema por resolver por Sanz y sus laderos. A los dardos que lanzan Morales y Naidenoff, entre otros, se suman las críticas de los sectores del partido que no quieren ningún tipo de acuerdo ni con Macri ni con Massa. Y la mayor crisis en ese sentido está en la provincia de Santa Fe, donde el radicalismo forma parte del Frente Progresista (FP) junto a los socialistas. Allí la disputa, precisamente, es contra el macrismo, que lleva de candidato a Miguel del Sel, en alianza con Carlos Reutemann, a quien desde el Frente siempre criticaron, e incluso denunciaron judicialmente. La mayor parte del radicalismo santafesino ya ratificó su pertenencia al FP (un sector minoritario ya había cerrado un acuerdo con el PRO). A este grupo se suma Julio Cobos, quien declinó su candidatura presidencial y aseguró que aceptará la decisión del partido. Sin embargo, todavía mantiene el misterio sobre si piensa competir por algún otra candidatura.