Hace tres años se anunciaba la medida que desató una de las polémicas más grandes que envolvió al gobierno de Cristina Fernández: el proyecto de retenciones móviles para la exportación de soja, maíz y trigo que luego llevaría al famoso voto “no positivo” del vicepresidente Julio Cobos en el Senado y finalmente al veto de la célebre “resolución 125”.
Aunque en ese momento el anuncio, realizado el 11 de marzo de 2008 por el entonces ministro de Economía Martín Lousteau, pasó sin pena ni gloria, al llegar la información a las entidades agropecuarias se desató el conflicto que duró más de 130 días.
El libro Campo de batalla, crónica de la resolución 125 de Andrea Jafelle Fraga y Guido Baistrocchi de Ediciones B relata los entretelones de cómo surgió la idea de la suba de las retenciones con el fin de aumentar la recaudación.
Según la publicación, el proyecto fue pergeñado por el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y por el ex presidente Néstor Kirchner. Sin embargo, en un princpio, la idea de Moreno era aplicar una retención fija.
“Moreno le propuso al ex presidente aplicar al campo una retención fija a las exportaciones, del orden del 60 por ciento y evitar tocar así la maraña de subsidios que, hasta ese momento tan bien les habían rendido”, explica el libro.
“En la lógica rústica del Secretario de Comercio, había que sacarle plata a alguien y el único sector que podía tener alguna posibilidad de retoque en su esquema de rentabilidad era el campo”, agrega.
Según el libro, el entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández, le dijo a Cristina Fernández: “Cristina, es un disloque, nos van a matar”.
Ante esta respuesta, la presidenta decidió entonces pedirle una nueva propuesta al ministro de Economía Lousteau que propuso el proyecto de retenciones móviles.
El nuevo esquema tenía como objetivo aumentar la recaudación con una suba de las retenciones de acuerdo a cómo subiera o bajara el precio internacional de los commodities.
En el caso de la soja, las retenciones llegarían al 44 por ciento, mientras que las del girasol pasarían del 32 al 39 por ciento.
Luego de la polémica desatada y de la crisis con el campo, la relación entre Lousteau y Moreno se tensó, hasta que en medio de un acto oficial, el 1º de abril de 2008, el secretario de Comercio le hizo el famoso gesto de degüello al economista.
