Hasta a un experto en imagen como el ecuatoriano Jaime Durán Barba le resulta incómodo admitir la conveniencia del contraste. Según sus estimaciones, el marketing del duelo le ha permitido a la presidenta Cristina Fernández subir unos quince puntos su intención de voto hasta alcanzar por estos días un umbral del 40%.
El marketing del amor, como contracara, ha favorecido el repunte de la candidatura presidencial de Mauricio Macri (51), que se casó con Juliana Awada (36), hasta un piso de entre el 19 y el 20% aunque en ascenso: se estaría despegando así de su principal competidor, el radical Ricardo Alfonsín.
Un ministro del gabinete de Macri se sienta con la idea de que las dos ceremonias -velatorio y casamiento- instalan y promueven las principales candidaturas para el 2011: "Se puede hablar de polarización positiva. Un casamiento promete esperanza, futuro, vida".
La pregunta que se impone es: ¿Macri está mejor o peor respecto de su ambición presidencialista tras la muerte de Néstor Kirchner? El que responde es Durán Barba: " Está distinto. Una cosa es confrontar con un líder rudo, agresivo y hasta violento como Néstor Kirchner y otra cosa es competir con su viuda que vive naturalmente esa muerte como un proceso que borra defectos y exalta virtudes de ese líder".
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