POLITICA
rodrigo zarazaga, cura jesuita

"Si el Conurbano explota, nos lleva puestos a todos"

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Referente. Con el colectivo Seamos Uno, se reunió con Alberto. | cedoc

Rodrigo Zarazaga es uno de los referentes de Seamos Uno. Se trata de un colectivo de religiosos, civiles y empresarios (Cáritas, AMIA, Iglesias evangélicas, entre otros), cuyo objetivo es repartir cajas de alimentos y productos sanitarios a cuatro millones de argentinos. Para lograrlo, hizo un acuerdo con los gobiernos porteño, bonaerense y nacional. El martes, sus representantes afinaron el plan junto a Alberto Fernández. Sacerdote jesuita y doctor en Ciencia Política, Zarazaga es un lúcido analista.

—¿Cómo surgió Seamos Uno?

—Somos actores con un pie en el territorio. Nos mueve que muchas personas estén sacando el último paquete de arroz, sin saber qué comer mañana. Se sumó el empresariado, y la meta es llegar a un millón de hogares. El vendedor ambulante, la peluquera y el changarín nos están cuidando al quedarse en casa. No hay que dejarlos caer en la desesperación.

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—¿En qué instancia está el plan?

—Están saliendo las primeras 200 mil cajas.

—¿Cómo y con qué criterio las reparten?

—La distribución es coordinada con los gobiernos. Ellos marcan lugares de necesidad y urgencia. Tenemos el mapa de otros referentes, más la logística del empresariado.

—¿Se cumple la cuarentena en el Conurbano?

—Hay 1.200 villas, con condicionamientos estructurales que hacen imposible el acatamiento pleno. No se cumple como en Recoleta. Pero circula la imagen de que en las villas ni se enteraron de la pandemia. No es así. La gente no se quiere enfermar, sea pobre o rica. Se cuida y se limita más, aun viviendo hacinada. Anoche estuve en Villa 31: no había nadie.

—¿Cómo fue la reunión con Fernández?

—El Presidente marcó la importancia de superar el individualismo; que esa sea la enseñanza de la pandemia. También la importancia de cuidar la salud, y después la economía. Coincido. A la vez hay conciencia de que la gente necesita ingreso. Por eso impulsó esta iniciativa.

—¿Quién tiene más peso en el Conurbano?, ¿el Estado, los punteros, la Iglesia católica o la evangélica?

—La realidad es fragmentada. La estructura monolítica quizás haya sido más cierta en los 90. La imagen del barón del Conurbano no existe. Hay de todo: referentes políticos que van y vienen, pastores, curas villeros, la mujer que empuja como un tanque desde un comedor.

—¿Puede tener un saldo positivo la pandemia?

—Ver que estamos en el mismo barco. Por eso le pusimos Seamos Uno: el día después trabajaremos para reducir las diferencias estructurales.

—¿El empresariado argentino es especialmente egoísta?

—Hay de todo, incluso empresarios que aportan mucho. Tres fábricas hacen cajas gratis para nosotros. Existe un sector privado con conciencia. Si explota el Conurbano nos lleva puestos a todos.

—¿Qué le pareció el “miserables” del Presidente a Techint?

—La palabra miserables rompe puentes. Y no es momento de romper puentes.

—¿El coronavirus suavizó la grieta?

—No es momento de dividir. Hay que estar calmos y cooperar. La sociedad va a castigar al que especule.

—¿A nivel social se desdibujó la polarización?

—No son procesos lineales. Hay que apsostar a que no se fracture. Apostar por estallidos es ir al abismo.