POLITICA
El hijo de bolsonaro en argentina

“Si gana Cristina, no habrá guerra sino pérdidas económicas”

El diputado Eduardo Bolsonaro participó de una sesión del CARI donde respondió a PERFIL y otros medios. Habló de Macri, Nisman y la bomba atómica brasileña.

20190517_1412_politica_Eduardo-Bolsonaro-Grassi-(18)
Bolsonaro. “Brasil seguramente va a hacer negocios con quien esté al frente de la Argentina”. | nestor grassi

El diputado brasileño e hijo del presidente de ese país, Eduardo Bolsonaro, reivindicó la cercanía de Jair Bolsonaro y Mauricio Macri en temas económicos durante una conferencia en el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI). También advirtió que la Argentina podría ser “la próxima Venezuela” si vuelve Cristina Kirchner al poder, pero aclaró que su país seguirá haciendo negocios, como ocurre con “la China comunista”.
“A mí Cristina Kirchner no me gusta mucho”, reconoció Bolsonaro, pero indicó que es su opinión personal y que “Brasil seguramente va a hacer negocios con cualquier persona que esté al frente de la República Argentina”. Contó que “hay mucha expectativa” sobre la relación bilateral “porque Macri y Bolsonaro son dos presidentes que piensan de manera similar la economía”. Si bien matizó que “seguramente hay ideas distintas en temas políticos”, remarcó que en lo económico observa “un alineamiento muy bueno”.
Sobre su padre y el mandatario argentino, Bolsonaro dijo que “no necesita Macri morir de amor por Bolsonaro, ni Bolsonaro morir de amor por Macri para conseguir algo (entre los dos países)”, al destacar la afinidad de ambos con las “ideas liberales”. Y sobre un eventual vínculo con el país en caso de ser presidido por Kirchner, aseveró: “Si es electa, no habrá una guerra, (pero) habrá seguramente pérdidas económicas porque piensa de manera muy diferente al ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes”. Además, sostuvo que la ex mandataria “piensa como los países que son malos ejemplos en materia económica, que son países cerrados”.
Elecciones. Respecto a la próxima elección presidencial de octubre, el diputado por San Pablo –y el más votado durante la última elección– manifestó: “Ustedes deciden el futuro de su país, yo soy brasileño, pero si Cristina Kirchner vuelve hay un riesgo muy grande de que Argentina sea la próxima Venezuela”, en la misma línea que las últimas declaraciones de su padre. Aclaró, en reiteradas ocasiones, que esa era su opinión personal, no la del gobierno.
También evaluó que un nuevo gobierno kirchnerista haría más difícil concretar el acuerdo del Mercosur con la Unión Europea. “Si hubiera un presidente proteccionista, que pensara en proteger su país con barreras arancelarias, seguramente este bloque tan importante, con tanta plata para desarrollar esta región no avanzaría en un acuerdo con el Mercosur”.
En un punto de su presentación opinó sobre el fallecimiento del fiscal de la UFI AMIA, Alberto Nisman. Dijo que el ex presidente de Irán Mahmoud Ahmadinejad había “puesto sus ojos sobre la tecnología nuclear de la Argentina” e intentó hacer un acercamiento “a través de Hugo Chávez, pero ocurrió que un fiscal llamado Alberto Nisman comenzó una investigación. También afirmó que  fue asesinado y dijo que existió “protección gubernamental para que los responsables no fueran descubiertos”.
Ante la consulta de PERFIL, aclaró sus declaraciones sobre una posible bomba brasileña. Dijo que él estaba en contra de la firma por parte de Brasil del Tratado de No Proliferación Nuclear, y afirmó: “Sabemos que si hay un desarrollo de armas nucleares en Brasil vamos a sufrir sanciones internacionales”.  
Sí defendió, no obstante, el proyecto para desarrollar un submarino de propulsión nuclear en su país y sugirió una posible cooperación bilateral. “Argentina tiene producción de reactores que podrían permitir adelantar (el desarrollo de) este submarino”, precisó.
Sobre el cierre, el presidente del CARI, Adalberto Rodríguez Giavarini, reivindicó el sistema de control nuclear mutuo al indicar que “es el sistema de  soberanía y control más importante y singular del mundo” y lo definió como “un activo a preservar que viene como mandato de la historia”.