POLITICA
entrevista a rogelio frigerio

"Siempre corrimos los problemas de atrás"

A pocos días de dejar el poder, el ex ministro del Interior hace autocrítica de la gestión macrista: “No tuvimos la decisión de ser generosos y ampliar”. La defensa a su ex jefe de Gabinete: “Peña mejoraba a Mauricio”.

20191215_rogelio_frigerio_cedoc_g.jpg
Herencia. El ex funcionario, junto a la biblioteca de su abuelo, el desarrollista Rogelio Julio Frigerio. | cedoc

—¿Cuál es el balance económico y político de los cuatro años del gobierno de Macri?

—Lo más trascendente en términos políticos es que, a pesar de haber sido el gobierno más débil en términos de fuerzas parlamentarias, somos el primer gobierno no peronista en completar el mandato. Y eso no es menor para la historia. Quiere decir que logramos construir gobernabilidad a pesar de las dificultades y debilidades de origen. Pudimos ser exitosos en el fortalecimiento institucional, la independencia de poderes, el federalismo, en la lucha contra las mafias. En lo económico, no pudimos resolver los problemas que desde hace décadas se instalaron en la Argentina: la imposibilidad de tener una moneda fuerte y crecer de manera sostenida.

—¿Cuánto de esos problemas le atribuye al gabinete económico y a una estructura de dos coordinadores de los ministros?

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

—Primero hay que decir que la economía está subordinada a la política, y para hacer los cambios que necesita la Argentina deberíamos haber ampliado la base de sustentación de nuestro gobierno compartiendo el poder para generar volumen político. No tuvimos la decisión de ser generosos y ampliar, y a partir de esa decisión siempre estuvimos a la defensiva, corrimos los problemas de atrás. Además, el formato de toma de decisiones, sobre todo en temas económicos, no fue el adecuado.

—¿Por qué?

—La idea de dividir la gestión no fue la mejor, debilitó el poder de los ministros, generaba problemas en el diálogo del ministro con sus interlocutores naturales y eso se terminó corrigiendo con la crisis de septiembre del año pasado con el cambio de este formato. Fuimos poco consistentes en la velocidad con que decidimos encarar algunos problemas y el gradualismo para otros. Eso generó una contradicción: fuimos muy audaces en la política monetaria y muy conservadores en la política fiscal. A eso hay que agregarle la mala suerte: siete trimestres consecutivos de crecimiento que se agotaron cuando se terminó el crédito, y en abril de 2018 se manifestó la crisis económica y también la política. La fortaleza política te puede ayudar mucho ante la crisis, pero no la supimos construir.

—¿Por qué Macri y Peña decidieron no ampliar la base de sustentación?

—Hay una concepción del poder. No hay una única verdad, pero primó una concepción de respetar la identidad, cerrarnos en un núcleo de dirigentes de mayor confianza, y no arriesgarnos a la amplitud, que supone asumir riesgos. Hubieran sido más los beneficios que los costos. Marcos tenía un rol preponderante, el presidente lo ubicó en un lugar de muchísimo poder pero el que tomaba las decisiones era el presidente. Muchas veces Marcos mejoraba a Mauricio.

—¿Qué rol debería tener Macri en la oposición?

—Todos necesitamos alejarnos un tiempo. A la vez, tenemos la obligación de ayudar a que la oposición siga unida, que cumpla su rol de control, que pueda defender los valores que representamos y ayudar al gobierno entrante generando gobernabilidad y colaborando en las soluciones. La oposición va a tener que ser más horizontal ahora, además tiene que ser un espacio más flexible, más generoso, más amplio, y eso es lo que va a permitir que siga unida. El liderazgo desde el llano no es lo mismo, exige más esfuerzo de contención, de seducción, que cuando uno ejerce el poder. Mauricio puede aspirar a conducir la oposición, pero no un liderazgo que se declame sino que se ejerce, y eso va a depender de él. Es un lugar que se construye. Y debe tener un sentido más federal del poder: mayor participación de las voces que vienen del interior.

—¿Cómo vio las primeras apariciones de Alberto Fernández como jefe de Estado?

—Los problemas están vinculados con la división en la sociedad, con la grieta. Espero que lo que ha esbozado en sus declaraciones lo pueda concretar en la realidad. Si el Presidente convoca a la dirigencia de todo el país, no solo a la política, hay que ir, ya que es indispensable dejar atrás las diferencias.

—¿Teme que se expliciten diferencias con Cristina?

—Este es un país presidencialista y la situación difícil que atravesamos exige que el Presidente tenga todo el poder con las herramientas necesarias.

—¿Es adecuado hablar de “tierra arrasada” sobre la herencia M?

—Tierra arrasada es un eslogan, hubo cosas que no pudimos solucionar, pero que los presidentes del último medio siglo tampoco pudieron resolver.


El ‘ala politica’ macrista

Consultora con su amigo Monzó y futuro con Larreta

Fueron denominados el “ala política” del gobierno de Mauricio Macri. Aunque, en rigor, fueron aquellos que trabajaban en los consensos con la oposición, en particular el peronismo, para que se aprobaran leyes y se generaran acuerdos con sindicatos y gobernadores de todas las provincias. También quienes batallaron desde 2016 para que Macri amplíe su base de sustentación y sume peronistas al gobierno y al armado político.

Las caras visibles de este sector interno del macrismo fueron Rogelio Frigerio, como ministro del Interior, y Emilio Monzó, quien tuvo a su cargo la Cámara de Diputados durante cuatro años. Ahora, ambos preparan juntos el futuro: serán socios, ya no solo amigos. Es que trabajarán en una consultora –que aún no tiene nombre– y buscarán, tras tomarse vacaciones, ser parte de la mesa de la oposición.

En el “ala política” también estaban el entonces viceministro político del Interior y hoy diputado nacional Sebastián García de Luca; el ex jefe del bloque del PRO, Nicolás Massot; entre otros. Entre legisladores nacionales, provinciales y hasta intendentes cercanos suman una buena cantidad de dirigentes que tienen cargos de relevancia.

Uno de los que se encamina a cerrar un acuerdo con Frigerio y Monzó es Horacio Rodríguez Larreta, quien les dará lugares en la Ciudad y quiere que trabajen para su candidatura nacional 2023. El jefe de Gobierno porteño nunca dejó de hablar, a solas, con ambos. Incluso cuando la relación del ex titular de la Cámara baja con Macri, pero sobre todo con Marcos Peña, estaba en su peor momento.

En cuanto al futuro a mediano plazo, Monzó ya expresó su deseo de caminar la provincia de Buenos Aires, donde fue intendente (de Carlos Tejedor), diputado provincial y ministro bonaerense. Todavía no se sentó a hablar cara a cara con María Eugenia Vidal, quien lideró la política provincial y con quien mantuvo una pésima relación.

Por su parte, el ex titular de la cartera de Interior no planificó su futuro aún. Entre Ríos y Ciudad de Buenos Aires son dos de los distritos que históricamente lo cobijaron.