Alberto Fernández termina la semana con un optimismo inusual después de una derrota electoral. Convencido de que en esta segunda etapa de su gobierno tendrá desquite, no solo en la gestión tapada por la pandemia, sino también en la pelea interna, el Presidente cerró el viernes apuntando a la deuda y a la oposición.
Será el primer fin de semana desde la campaña por las PASO en el que el Presidente no tendrá actividad oficial. Alberto Fernández dedicará el sábado y el domingo a recibir ministros en la quinta de Olivos. El titular de Economía, Martín Guzmán, sería uno de los que pasarían por la residencia. Sus visitas durante los fines de semana son habituales y esta vez tendrán que repasar el borrador del proyecto que propone un plan plurianual que contiene las pautas de la negociación con el Fondo Monetario Internacional.
La conmemoración por el Día de la Soberanía y el lanzamiento de la Mesa de Trabajo Interministerial Agenda Malvinas 40 Años fueron el escenario en el que el jefe de Estado apuntó contra la deuda. “Ser soberanos hoy es no tener que pedirle permiso a nadie para hacer un programa de gobierno, eso tiene que ver con no endeudarnos; el que se endeuda indefectiblemente termina condicionado. Los acreedores nos condicionan siempre”, dijo el mandatario.
Esta vez no mencionó a Mauricio Macri, al que de todos modos apuntó a decir que “cuando tomamos deuda y esa deuda la usamos para pagar a otros que vinieron a hacer sus negocios a la Argentina o para permitirles a otros que se lleven dinero que trajeron para especular, lo que hacemos contrayendo deuda es condicionar nuestro futuro a los acreedores”. Y sobre esto concluyó: “Ser soberanos hoy es recuperar la capacidad de manejar la deuda de modo tal que el pueblo argentino no sufra a la hora de pagarla” y destacó que “no es tarea fácil y la diplomacia tiene mucho que ver en eso”.
Desde el Palacio San Martín, Fernández insistió con la idea que lanzó en el acto en Plaza de Mayo sobre el resultado de la elección y la sensación de triunfo que quedó en el Frente de Todos al lograr una remontada en la provincia de Buenos Aires. Frente a miles de militantes, el Presidente había lanzado que “el triunfo no es vencer, sino nunca darse por vencido” y ayer, al recordar la batalla de la Vuelta de Obligado, dijo que esa efeméride “nos enseña que el que vence es el que nunca baja los brazos y sigue su pelea y su lucha”.
“Algunos preguntan por qué conmemoramos una batalla en la que no ganamos. Como dije el otro día, a veces ganar no es vencer, vence el que no baja los brazos”, insistió el jefe de Estado sobre el resultado electoral del domingo, que terminó con una derrota de casi nueve puntos nacionales para el Frente de Todos.
Alberto Fernández también apuntó a la oposición cuando habló sobre la lucha por la soberanía de las Malvinas. Afirmó que las islas “fueron, son y serán argentinas, mal que les pese a algunos que minimizan esas tierras y se atreven a decir que paguemos vacunas entregando las islas”. Y arrementió: “Me asombra que lo digan en público. A las Malvinas no las vamos a cambiar ni por vacunas ni por deuda; vamos a pelear hasta que vuelvan a ser argentinas”, apuntó. La frase apuntó a Patricia Bullrich, cuando aseguró que el laboratorio “Pfizer no pidió ni cambio de ley. Solo pidió un seguro de caución como a todos los países del mundo, que es algo razonable. No pidió los hilos continentales, ni las islas Malvinas; bueno, las islas Malvinas se las podríamos haber dado”.
Minutos antes, Alberto Fernández había hecho gala de su rol de profesor. Fue cuando el canciller, Santiago Cafiero, recordó: “Mañana, 20 de noviembre, se va a conmemorar el Día de la Soberanía Nacional; se recuerda la Batalla de la Vuelta de Obligado en 1865”. El Presidente escribió algo en un papel que pidió que le acercaran a Cafiero, que estaba hablando a pocos metros de él. “Me pasan machetes acá”, sonrió el ex jefe de Gabinete y siguió: “1845 fue la Batalla de Obligado, disculpen, acá el profesor Fernández me hace la acotación”.