La reforma por el Código Penal no trajo discusiones jurídicas con respecto a una norma que data de 1921, sino más bien políticas.
Desde el Frente Renovador, Sergio Massa se apuró a plantear la completa oposición al debate que busca dar el kirchnerismo en el Congreso.
Las grietas. En el PRO se desató una impensada interna, ya que la vicejefa de gobierno porteño, María Eugenia Vidal, dijo que "no hace falta un nuevo Código Penal". "Esto no es algo urgente", consideró, con lo que contradijo a uno de los hombres del partido, Federico Pinedo, miembro de la Comisión que impulsa la reforma.
En un intento por poner un manto entre ambas posturas, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, pidió hoy un debate "sin demagogias ni oportunismos, fuera de un contexto electoral".
"El debate del Código debe ser un instrumento más de varios que hay que aplicar y que hoy no funcionan para que sea el Código de todos los argentinos y no de un sector de la sociedad", expresó.
En la UCR, el diputado Julio Cobos rechazó la reforma y hasta fue a contramano de Ricardo Gil Lavedra, otro de los miembros de la Comisión, quien pidió "evitar hacer política partidista" .
Desde UNEN, el diputado Martín Lousteau criticó las acusaciones cruzadas en el ámbito político: "Me parece infantil la manera en que estamos discutiendo la reforma del Código Penal. Un debate poco riguroso: sin datos y sin profundidad".
Estrategia K. Por primera vez en muchos años el kirchnerismo logró un anteproyecto con tanto debate, ya que la Comisión la completaron el juez Raúl Zaffaroni, el exministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian y María Barbagelata (FAP).
Pero esto no parece haberle allanado el camino de cara al debate en el Congreso. En Diputados necesita 129 votos y cuenta, con aliados incluidos, con 132. Esto le da un pequeño margen de maniobra para negociar votos, lo que hace peligrar la aprobación del texto en estas condiciones.
(*) De la redacción de Perfil.com.