Hasta funcionarios del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) participaron de un minucioso control de un avión C-17 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que aterrizó el jueves por la tarde en el aeropuerto internacional de Ezeiza.
La nave militar transportaba un verdadero arsenal; había desde tres ametralladoras pesadas, granadas de mano, municiones de diferentes calibres y hasta treinta cajas de curitas.
El destino final de parte de las armas, según informó a PERFIL una fuente de uno de los organismos que participó de la requisa, era la Policía Federal, pero no toda la documentación estaba en regla.
Por otra parte, voceros del Registro Nacional de Armas (Renar) reconocieron que el armamento era parte de una entrega pactada y que “en Cancillería se están ocupando del asunto”. Lo mismo sostuvieron en el Ministerio de Seguridad.