Como preveían varios analistas, después de las elecciones del 28 de junio llegaron los aumentos. Mientras varias empresas de alimentos subieron sus precios sin permiso de Guillermo Moreno, el Gobierno autorizó incrementos en las tarifas de gas, que pueden llegar hasta el 400 por ciento, y de electricidad, que rozan el 300 por ciento.
Se trata del segundo "tarifazo" en menos de un año: el Gobierno ya había autorizado aumentos similares para la luz y el gas a fines de 2008. De hecho, este ajuste se había anunciado en noviembre pasado, pero recién se vio reflejado en las boletas que llegaron este mes, por la decisión oficial de retrasar el aumento hasta después de las elecciones.
Las nuevas tarifas tienen dos causas principales: una es la actualización del precio del gas en boca de pozo, para mayor ganancia de las empresas productoras locales, informó el diario Clarín. La otra es un nuevo impuesto a la importación de gas natural, autorizado por el decreto 2067/08.
El gravamen se aplica para cubrir la inyección de combustible del exterior cuando sea necesario garantizar el abastecimiento interno, sea a través de Bolivia o del gas natural líquido que llega por barco a Bahía Blanca. Lo pagarán los hogares que consuman más de 1.800 metros cúbicos anuales y quedan excluídas las industrias y los comercios, según afirmó el Diario Popular.
Bajo el nuevo esquema, las casas de familia pagan el metro cúbico de gas un 250 por ciento más caro que los comercios y las industrias. “Esto, que históricamente fue al revés, se debe a que los usuarios residenciales tienen que pagar el impuesto a la importación de gas, del que comercios e industrias están eximidos”, explicó a Popular Pedro Busetti, titular de Defensa de Usuarios y Consumidores.
El consumo eléctrico también sufrió aumentos que fueron anunciados el año pasado pero recién se notaron después de las elecciones. En julio de 2008, subieron entre 10 y 50 por ciento las tarifas para los hogares del Área Metropolitana de Buenos Aires que consumieran más de 650 kilowatts por bimestre.
Además, en octubre pasado el Gobierno redujo los subsidios a las empresas proveedoras de electricidad, y aumentó entre 80 y 300 por ciento las boletas de las familias de todo el país cuyo consumo superen los 1.000 kilowatts bimestrales.
A esto debe sumarse el Programa de Uso Racional de Energía Eléctrica (PUREE), que castiga el consumo excesivo. Con este método, los hogares deben gastar un 10 por ciento menos de electricidad respecto del mismo bimestre de 2003. Si no lo hacen, cada kilowatt adicional se factura adicionalmente bajo la nueva categoría del usuario, según Clarín. Quienes consumen menos de 650 kilowatts bimestrales quedan eximidos.