El camarista Jorge Ballestero fue uno de los protagonistas de la semana judicial en la que los cruces entre el Ejecutivo y la Justicia Federal estuvieron al rojo vivo. El Gobierno ahora busca negociar su jubilación anticipada pero Ballestero se debate entre acordar o correr la misma suerte que su colega Eduardo Freiler.
Su decisión de excarcelar al empresario Cristóbal López lo dejó en el ojo de la tormenta y derivó en una denuncia ante el Consejo de la Magistratura, por parte de Elisa Carrió, por su patrimonio. Mientras que una avanzada de la Corte Suprema pidió que se investigara cómo su colega Eduardo Farah llegó a formar parte de la Sala I, que terminó decidiendo la excarcelación. Farah, miembro de la Sala II, fue quien terminó inclinando la balanza en favor de López. Según pudo reconstruir PERFIL de fuentes del Ejecutivo, desde allí están dispuestos a negociar una salida más elegante con Ballestero y buscarían que el magistrado acepte jubilarse lo antes posible.
Las mismas fuentes aseguraron a este diario que de hecho ya hubo charlas por este tema con Ballestero esta semana. En el oficialismo confían en que es la salida más rápida para todos y que eso le evitaría al magistrado pasar por el escarnio público que significa un proceso en el Consejo. Es allí donde la semana del 3 de abril se sorteará la denuncia en su contra y recaerá en alguno de los consejeros de la Comisión de Disciplina y Acusación del organismo, donde el proceso podría derivar eventualmente en un pedido de suspensión y juicio político. Una situación por la que ya atravesó su ex compañero Eduardo Freiler y que terminó en su destitución, en noviembre pasado.
De acuerdo a lo que pudo saber PERFIL, Ballestero le dijo a su entorno que no quiere adelantar su jubilación, la que aún tiene en trámite. Sostienen que “no la tiene resuelta, a diferencia de sus pares de la Sala II Martín Irurzun y Eduardo Farah, pero él sabe que si el Gobierno lo quiere sacar, le puede acelerar los papeles”. Este último punto fue confirmado por el Ejecutivo, “si la quiere, es cuestión de días”, deslizaron.
Sin embargo, quienes conocen de cerca a Ballestero explican que “él no quiere adelantar su salida ni quedar como un delincuente después de 38 años en la Justicia”. “No quiere irse con la capucha puesta, pero la presión en los medios de comunicación y en el Consejo lo está acorralando”, explican. Agregan también que “está pasando un muy mal momento personal por el tema y hace pocos días le pusieron cuatro stents”.
El juez cree que el Gobierno “fuerza su salida de la Cámara para lograr una mayoría de camaristas afines”, contaron muy cerca de él. La Cámara Federal es el tribunal que revisa, rechaza y confirma las decisiones de los jueces federales que investigan al poder político. “Con su salida y la próxima llegada de Mariano Llorens –cuyo cargo debe confirmar el Senado–, el oficialismo tendría garantizado un tribunal con jueces bien vistos por Macri, como Leopoldo Bruglia y Martín Irurzun, como una mayoría, y Farah, que a veces está en mayoría, y a veces en minoría”, agregaron en su entorno. Ayer, Ballestero presentó un escrito en el Consejo de la Magistratura explicando el porqué de la participación de Farah en el fallo de López. Además, le dijo a su entorno que no podía creer la denuncia de la Corte por el tema del sorteo. Les explicó que todos los sorteos de otras causas con la misma situación se habían hecho del mismo modo.