POLITICA
seales de francisco hacia la argentina

Tras ver a Cristina, el Papa recibirá a jueces que investigan corrupción

Por Gabriel Ziblat Quiere colaborar con una transición ordenada. Pero al mismo tiempo apoyar a los magistrados con causas que involucran a funcionarios.

Encuentro. El Papa invitó a la Presidente a compartir un almuerzo a solas el 20 de septiembre, en la residencia de Santa Marta.
| Cedoc Perfil

Quienes lo conocen aseguran que el papa Francisco mira a la Argentina con una doble preocupación: que se cumplan los mandatos con una transición ordenada, pero que no existan pactos de impunidad. En ese marco, decidió invitar para el próximo sábado a un almuerzo en su residencia de Santa Marta a Cristina Kirchner, como una señal de respaldo a la Presidenta en un período de deterioro político y económico tanto en el frente interno como el externo. Sin embargo, en octubre generará impacto político otra visita que tiene agendada, la de jueces y camaristas federales, en lo que significará un nuevo espaldarazo a un Poder Judicial que no le viene dando buenas noticias al Gobierno.
“Francisco no se puede dar el lujo de que se incendie su país”, sostiene un dirigente que mantiene diálogo abierto con El Vaticano. Los problemas del Papa, claro está, exceden las cotidianas rencillas argentinas. Once guerras en el mundo, conflictos internos en la Iglesia, transformaciones en las costumbres familiares, desempleo juvenil, reformas en el banco del Vaticano, son algunos de los temas a los que está abocado desde que se mudó a Roma. Pero no puede predicar con el ejemplo si en su propio territorio no logra evitar los conflictos. “Interviene para pacificar”, explica la fuente.
La intervención, en este caso, fue a través del dirigente del peronismo porteño Eduardo Valdés, quien visitó El Vaticano en el marco del partido de fútbol interreligioso y el lanzamiento de la red virtual de escuelas Scholas Occurrentes. Al saludarlo, el Sumo Pontífice le pidió que volviera en unos días que tendría algo para llevar a Buenos Aires. Al verse nuevamente, Francisco sacó de un bolsillo de su sotana la carta que escribió de puño y letra donde invita a la Presidenta.
Una foto con el Papa se volvió una obsesión para gran parte de la dirigencia política argentina. Pero no todos llegan al mismo nivel. Algunos lo ven en la plaza, a través de una valla. Otros logran entrar al palacio y esperan a que baje a saludar. Los más beneficiados, tienen una audiencia privada. El legislador porteño Gustavo Vera, cercano al Papa, compartió la semana pasada en Facebook una frase de una carta que le mandó Francisco: “Me resulta curioso que algunas personas que me saludan en la audiencia general salgan luego diciendo que tuvieron entrevista privada: ¿será una deformación argentina?”.
Miembros del Poder Judicial, entre los que se encontrarían jueces y camaristas, ya tienen confirmada una entrevista privada, aquellas con las que Francisco manda señales. Lo hizo el 6 de mayo cuando recibió al juez Ariel Lijo, quien semanas después avanzó con el procesamiento a Amado Boudou por el caso Ciccone. “Tenemos que ser prudentes, pero no por eso avalar la impunidad”, le transmitió en su momento. Un mes después también recibió a Claudio Bonadio, quien procesó al vicepresidente por la causa de los papeles truchos. En octubre viajará una comitiva de la Asociación de Magistrados, encabezada probablemente por su titular, Luis Cabral.
El difícil tránsito de la Argentina hasta diciembre de 2015, cuando debe asumir el nuevo presidente, lo inquieta a Francisco. Espera que la situación no se desmadre, que Cristina termine bien su mandato y que le ceda el bastón a su sucesor. Según indagó PERFIL, ninguno de los principales presidenciables es santo de su devoción. Tiene sus preferencias, pero no las va a expresar. En 2016, está prevista su visita al país y se espera que reúna a millones en las calles, un dato que el próximo mandatario no podrá esquivar.