POLITICA
Semana 17 de 2011

Tres vivillos a sueldo

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¿A qué diablos querer descifrar quien ganará el 23 de octubre si eso solo lo decidirá el presente de ese día y no este pasado de hoy? Además ¿de qué sirve recitar la homilía republicana y machacar, machacar con ella, si en el fondo nadie cree que ésta sea una real democracia en ejercicio? Un acto electoral al estilo occidental es el timo mejor montado. Y en casa, la ocasión para que burdos piratas de encuestas se forren a gusto. Aparecen por tevé cada noche y por mera salud pública es higiénico advertir a los incautos que lean bien sus labios.

Estos roedores binorma no dicen lo que piensan. Merodean por los estudios con propósito fijo. Silla de programa que ocupan, nuevo "verso" que buscan propagar. No traen "la última tendencia del electorado" como engolan al mentir sus cifras. Lo que hacen es militar poniendo cara de falsa neutralidad mientras instilan sublimado mensaje partidario. No todos, pero casi todos lo hacen. Estos días topé con tres de ellos. El publicista Braga Menéndez ("Cretino fosforescente" llamaba Borges a Marinetti), el encuestólogo Artemio López, (residuo progre al que la Caja Rosada dolarizó físico, ropa e ideas) y la consultora Doris Capurro ( petulante y camouflada cotorra oficial que intenta sin éxito disimular que lo es).

¿Son los únicos? No. También están (aunque más "pobres") quienes auscultan para la Oposición. ¿Sirven de algo estas maniobras de "publicidad" ingenua en plena previa de octubre 2011? No mucho. Pero se estila. Hace un siglo a la opinión pública no se la testeaba. Munidos de trabucos y escopetas matones oficialistas de entonces convertían el voto libre en deseo interrupto en el acto mismo de intentarlo. Minga de estudio de mercado, consultoría, grillas y demás.

Hacia 1908 a esta canallada se la conocía como "voto cantado", y a poco que se alzó el país y hubo algo de historia sobrevino el "voto secreto" de la ley Saénz Peña. Así, hasta ansiosos despropósitos como el "boca de urna" del que ya conocimos su efecto distorsivo. Muestreo oral, precipitación manipulada y alevoso conteo un rato antes de cerrarse el comicio. ¿El objetivo? Instalar la idea de que votar "por boca" es tan genuino como hacerlo "por urna". Y minutos después del mamarracho, la aparición en tevé de los insoportables popes estadígrafos, demógrafos y sociólogos para "analizar" la "cristalina" elección que por meses se ocuparon de enturbiar.

Estos días, como digo, brotan como hongos tras la lluvia. Se desentienden de los equívocos que venían divulgando y con el mayor descaro diseñan sinuosas combinaciones de reemplazo. Miren bien sus caras. Descrean de su retórica a sueldo. Ante ellos, sean como Hamlet ("Sospecho una infamia" le confiesa a Laertes).

Adolecemos de estos personajes porque "lo argentino" no es un problema de vastedad sino de bastedad. La patria encuestadora lo sabe y tinelliza lo cívico a la medida del cliente electoral que les paga. Son rápidos y retorcidos. Hasta deliran con internarse en nuestro tapiz genético electoral en franja de 30 mil ciudadanos y obtener de allí la media ideológica del país. Cuando estos fenicios completen sus mil preguntas per cápita bastará consultarlos cada cuatro años para saber quien será el presidente de recambio y el resto de su troupe.

O acotamos la influencia de estos brujos o salimos al cruce con proyectos electorales que los dejen sin trabajo. Por mi parte, sugiero uno: votación perpetua a la hora que sea y por el tema que se quiera. Operar sin intermediario alguno mediante sistema que convierta a los 23 millones de votantes que hoy somos, en periféricos de una base de datos instalada, por protocolo, en el Congreso Nacional. Así, de querer modificar la cosa pública (leyes, autoridades o lo que sea de la vida cotidiana) bastará que desde un celular sumemos nuestro voto en tal o cual sentido. Y de coincidir con los más, verlo pasar en pocas horas de soñado a fáctico. De aceptarse, practicaríamos la democracia directa y súbita mas aceitada del planeta. Y nos quitaríamos de encima a estos pesados córvidos que viven de nosotros.

* Especial para Perfil.com