“Estuviste bien pero te faltó pegar a la fiscal del Correo a Gils Carbó y al kirchnerismo.” El presidente Mauricio Macri venía escuchando en la radio a uno de los abogados del PRO hablar del caso del Correo Argentino. Cuando terminó la entrevista lo llamó y, tras agradecerle la defensa al Gobierno, le insistió con un concepto que está tallado en su mente: los casos más resonantes en los cuales hay fiscales investigando al macrismo están “motorizados” por la Procuradora. Eso deja trascender a todos sus interlocutores desde la época de la campaña que lo llevó a la Casa Rosada.
Su primer esbozo lo había dado en noviembre de 2015 cuando, camino al ballottage, repetía que en cargos sensibles, como el Banco Central o el ex Comfer, aunque fueran designaciones elegidas por el Congreso había que barajar y dar de nuevo ya que estaban ocupados por “militantes kirchneristas”. Lo logró en la mayoría de los casos (Alejandro Vanoli y Martín Sabbatella, por caso) pero Alejandra Gils Carbó no quiso dar un paso al costado, a pesar de una ligera sugerencia, hace un año y medio, del ministro de Justicia, Germán Garavano, quien le acercó, de manera diplomática, las inquietudes del jefe de Estado.
Esta semana, en Córdoba, Macri fue tajante y de manera directa dijo que Gils Carbó “hace un uso indebido del enorme poder que tiene”, acotó el mandatario al insistir con que su desempeño “no es imparcial, sino una militante que ha omitido investigaciones de los hechos de corrupción del gobierno anterior y ha desatado con los fiscales que movió decenas de causas contra nuestro gobierno sin fundamentos”.