Juan Martín Mena tiene 35 años y ya acumuló motivos para irritar a los jueces federales que investigan al poder: fue el encargado de defender los aspectos técnicos del memorándum con Irán –declarado inconstitucional por la Cámara Federal– y del Código Procesal Penal, la iniciativa con la cual el Gobierno quiere enfrentar a los magistrados. Hay quienes sostienen que incluso participó en la redacción de los dos proyectos, encargados por la presidenta, Cristina Kirchner.
No por casualidad la jefa de Estado eligió a Mena como la segunda cara visible de la Secretaría de Inteligencia.
Tiene ahora la difícil misión de contener la embestida de los tribunales federales, utilizando los recursos de la Secretaría, en el último año de poder del Gobierno.
Algunos dicen que ya venía actuando como operador judicial. No está claro igual si intentará tejer lazos con los magistrados o terminar de destruirlos.
De perfil bajo, Mena es relacionado con La Cámpora, por su buena relación con el secretario de Justicia, Julián Alvarez, y con Eduardo de Pedro, diputado nacional y consejero de la Magistratura. Otros lo enlistan como un hombre del ministro Julio Alak, quien lo ascendió a subsecretario de política criminal y le dio la jefatura de gabinete de la cartera. Las aguas están divididas en este aspecto.
Mena tiene lazos con Justicia Legítima, la agrupación de jueces y fiscales que se creó para defender al modelo. Pero algunos sostienen que sus conexiones van más allá por su trayectoria académica. Mena es un técnico, que hizo docencia al lado del titular de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni.
A fines de noviembre, cuando le tocó ir al Congreso, fue el encargado de defender el Código Procesal Penal ante diputados y senadores. “Las explicaciones políticas las daba Alak, pero las técnicas, Mena”, confió una fuente del Congreso.
Se trata de una ley –fue sancionada por las dos cámaras– crucial para la batalla que el Gobierno pretende librar contra los jueces, porque le deposita el mayor poder a los fiscales, dejando a los magistrados la resolución del veredicto. Los jueces sostienen que con una jefa de los fiscales afín al oficialismo, puede ser una herramienta para disciplinar y sepultar causas de corrupción.
En el Gobierno, la defienden. Dicen que desde la presidencia de Raúl Alfonsín hasta ahora se había buscado aprobarlo, pero que no se había logrado. “En todos los países del mundo la investigación y las medidas de prueba las hace el fiscal y el juez es el que condena”, explicó una fuente gubernamental a este diario.
Memorando. Mena fue también uno de los que explicó las cuestiones técnicas del memorándum con Irán, que desató la polémica entre el Gobierno y la comunidad judía, y que se proponía como una salida alternativa para obtener Justicia por el atentado a la AMIA. Fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal. El canciller, Héctor Timerman, reconoció un año después de la firma del acuerdo que, por la falta de cooperación iraní, el memorándum no había llegado a buen puerto. Irán no lo aprobó en el Congreso y con el tiempo enfrió el acuerdo. Hay ocho imputados iraníes por el atentado.
Mena monitoreó también la iniciativa del Gobierno para eliminar los clasificados con anuncios de pornografía de los diarios y las redes sociales.
Vínculos. Fue funcionario bajo el liderazgo de Aníbal Fernández y de Julio Alak. Trabajó para el entonces subsecretario de política criminal, Alejandro Slokar, y luego lo reemplazó en el cargo.
La idea en el Gobierno es que, por ahora, hay que recrudecer la pelea contra el Poder Judicial, en un contexto en el que cada vez más funcionarios son investigados por casos de corrupción, procesados y llamados a declaración indagatoria. El agente operativo para eso será Mena.
Segundo día de trabajo en el nuevo despacho
Oscar Parrilli visitó ayer su nuevo lugar de trabajo: la Secretaría de Inteligencia. Ocupó el nuevo despacho en los pisos superiores de la sede central, en la calle 25 de Mayo 11, y se retiró por la tarde.
Desde su designación, Parrilli se volcó de lleno a establecer contacto directo con las líneas superiores de la Secretaría.
El jueves lo dedicó a instalarse y cruzar sus pertenencias desde la oficina que ocupaba en la Casa Rosada, junto al despacho de la presidenta Cristina Kirchner. Ayer, el funcionario puso en funciones como subsecretario del organismo a Juan Martín Mena, quien reemplazó José Francisco “Paco” Larcher, el hombre que había designado Néstor Kirchner para manejar la Secretaría. Las operaciones más delicadas quedaban en manos de Larcher.
Todas las mañanas, desde su oficina se enviaba un informe al despacho presidencial. En el ambiente de la Inteligencia se lo conocía como el “Señor 8”, por el piso que ocupa su despacho. El sobrenombre no comenzó con Larcher, es una designación histórica de la figura más operativa de la Secretaría. Mena es ahora el nuevo “Señor 8”.