Más allá del cierre de las listas, la mayoría de los espacios políticos que competirán en las próximas elecciones trabaja desde hace meses en un tema clave: cómo financiar la millonaria campaña de este año.
Sobre la mesa de un funcionario de un partido de la oposición que maneja los costos de posicionamiento y estrategia electoral de sus candidatos en Provincia descansa una carpeta con planillas de la inversión planificada en las ocho secciones electorales.
El cálculo total es contundente: supera los $200 millones durante tres meses de “instalación” de la imagen del partido y de las “figuras” que encabezarán las listas.
Un cálculo simple ilumina el valor real de llegar a cada posible votante. En las elecciones de 2011 fueron a las urnas 11 millones de personas, es decir, un partido que no cuente con aparato propio deberá desembolsar $18 para llegar a cada votante.
Para mensurar la cantidad de fondos que requiere un año electoral, un buen ejemplo es la impresión de boletas. Los arquitectos de la campaña pueden imprimir más de cinco veces el padrón, es decir, unas 55 millones de copias, que se reparten por debajo de la puerta de domicilios particulares varias veces antes del domingo que se vota. Se usan también como respaldo para el cuarto oscuro.
El jefe de campaña de otro partido de la oposición con buena imagen en el Conurbano –también pidió no ser nombrado por lo delicado de la información– explica que cada fin de semana que se vote, tanto en las primarias como en las definitivas de octubre, en el Conurbano se necesitan unos 30 mil fiscales para las mesas. A cada uno se le pagan $200 por “colaborar” más unos $200 de vianda, útiles de librería, movilidad y teléfono. Eso sólo suma unos $12 millones por elección.
Estas cifras no son funcionales para la lista del kirchnerismo o del PJ, que cuentan con capilaridad y estructura en el corazón de la Provincia. Otro gran costo es la publicidad: carteles en la calle, folletos, TV y radio. Si bien estos últimos dos casos están regulados desde que se aprobó la ley de Equidad Electoral en 2009 –reparte por sorteo entre los candidatos la cantidad de segundos de aire–, siguen siendo altos los presupuestos de crear, producir y realizar una campaña. Una de las agencias de publicidad más grandes del país le cotizó a un candidato por toda la planificación creativa unos $5 millones, sin el costo de los carteles.
Los espacios en vía pública (en autopistas y avenidas), según el presupuesto que compartió un intendente provincial de la oposición, rondan los $8 millones por mes para toda la Provincia ($24 millones toda la campaña). Está claro que, en muchos distritos, los carteles se canjean por favores políticos, algo que reduce costos.
Las encuestas son otra variable: dependen de la cantidad de casos, de los distritos que cubra y si son telefónicas o puerta a puerta. Oscilan entre los $80 mil y los $120 mil cada una (o más). En los tres meses de campaña se encargan dos por mes, y, en los últimos 15 días antes del domingo electoral, algunos partidos contratan sondeos diarios (tracks). Un importante candidato pagará $30 mil por día por este servicio, sólo para ver los resultados desde su celular.
La campaña online es cada vez más importante, a medida que crecen las redes sociales como Twitter o Facebook. Al jefe de campaña de un espacio chico le pidieron $6 millones para todo el año. No podrá pagarlo.
A todo esto hay que sumar los costos de movilidad de candidatos, alquileres de aviones y helicópteros, el bunker de campaña y mucho, pero mucho dinero, que se escapa en acuerdos y negociaciones preelectorales que corren por fuera de formalidad.