Los historiadores llaman “paz armada” al período previo a la Primera Guerra Mundial. Las potencias europeas gastaban fortunas en armas pero el equilibrio de fuerzas imponía la paz. Así fue durante tres décadas. Los kirchneristas usan ahora el término “paz armada” para aludir a la relación con el Grupo Clarín.
Bajo el paraguas de una tregua, un puñado de intermediarios mostraron señales de pacificación hacia uno y otro flanco.
El nuevo clima sorprendió a miembros del propio gobierno. Pero rápidamente se extendió entre los funcionarios la certeza de que el viento había cambiado de dirección. La figura del mexicano David Martínez, titular del fondo Fintech Advisory, es el eje del nuevo esquema. Sus negocios con el Grupo Clarín son sólo una pieza del tablero que mira el empresario. Para otras inversiones sus diálogos con el ministro de Planificación, Julio De Vido y con el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, resultan clave.
En 2009, el Gobierno resistió la venta de los Werthein a Telecom Italia. Un abismo separa el rechazo de aquella oferta de la bendición rápida y contundente que recibió Martínez para comprar Telecom Argentina por 960 millones de dólares. El Gobierno sabía que los italianos buscaban un comprador y existían al menos cinco interesados de peso.
La balanza kirchnerista se terminó por inclinar a favor del socio del grupo de medios que aparecía como el principal adversario de Cristina Kirchner. Impensado tiempo atrás.
La lectura política en el Gobierno sintoniza la aparente tregua con los cambios en el gabinete. Tampoco es casual que Juan Manuel Abal Medina, el antecesor de Capitanich, había sido uno de los nexos principales entre la Casa Rosada y los medios de comunicación. El otro emblema de la cruzada era, sin duda, el secretario de Comercio, Guillermo Moreno.Otra baja.
Cuando Clarín de a conocer la identidad de los compradores que se quedarían con cada una de las partes en que propone dividir el multimedios, el alcance de la tregua terminará por develarse. Podrá ser apenas una brisa de primavera o la expresión de una nueva etapa en el vínculo entre dos adversarios.
Cristina Kirchner analiza mientras tanto otros cambios de ministros. El gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, ya avisó que prefiere dejar pasar cualquier cargo que lo deje por debajo de Capitanich. La identidad de las incorporaciones también marcarán el futuro del vínculo con Clarín.