Las relaciones entre la Argentina y Uruguay por temas ambientales dista de ser el mejor. Incluso es de los peores de muchas décadas. Es que si bien Argentina se manifestó en contra de la pastera Botnia instalada en la costa oriental, argumentando cuestiones ambientales, ahora la cancillería uruguaya se quejó porque el mismo país que critica públicamente la contaminación, no realiza el monitoreo ambiental en el ámbito de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU).
La cancillería uruguaya sostuvo que “el Programa de Control de la Contaminación del Río Uruguay (PROCON) comenzó a desarrollarse en el año 1989. Durante ese último año 2005 se desarrollaron dos campañas integrando otro programa de monitoreo del Río Uruguay que CARU había implementado, denominado Programa de Monitoreo de Efectos Ambientales en áreas de Plantas Celulósicas (PROCEL)".
En el comunicado agregó que "en enero de 2006 el Presidente de la Delegación Argentina en CARU no prestó su conformidad para que se ejecutara la campaña que estaba prevista en aquel momento para los días 12 a 18 de febrero de 2006, argumentando la existencia de una controversia iniciada por la República Argentina ante la Corte Internacional de Justicia contra la República Oriental del Uruguay sobre la aplicación e interpretación del Estatuto del Río Uruguay".
“El argumento esgrimido por la República Argentina para interrumpir el monitoreo conjunto es insostenible, ya que resulta evidente que la existencia de una controversia pendiente ante la Corte Internacional de Justicia no desvincula a las partes de dar cumplimiento a la obligación de protección y conservación del medio acuático y la protección integral del río establecida en el Estatuto del Río Uruguay”, finalizó el crítico documento.
Polémica. La Dra. Julia Cóccaro es ambientalista de Fray Bentos. En diálogo con Perfil.com explicó que es "rídiculo que Uruguay se queje por la violación del Estatuto del Río Uruguay cuando ellos lo violaron en reiteradas ocasiones".
Además, consideró "increíble" el hecho de que "dicen que Botnia no contamina y ahora piden esto". Sobre el programa de monitoreo, admitió que es algo "fantástico", pero "Uruguay no respetó y entonces es muy difícil que haya un acuerdo".
Desinterés. Una investigadora de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA habló con el diario Clarín y explicó que "por desgracia, en el río Uruguay no hay estudios de base que permitan detectar los eventuales cambios que provoca la contaminación (...) Sólo hay más información, aunque parcial e inconexa, en la parte baja del río".
Aunque parezca impensado, un alto ejecutivo mundial de Greenpeace admitió ante el matutino que "nadie financia estudios ni acciones sobre el río Uruguay. En Sudamérica los ríos taquilleros son el Paraná y el Amazonas, para el resto no hay plata".